Estado y neoliberalismo

amnesia política y desmantelamiento social

Por Antonio Soto

En los últimos años se han invertido los ideales de los años 70, cuando las ideas iban delante y los sucesos detrás, cuando proliferaban infinidad de alternativas políticas y sociales para subvertir el sistema político y económico. Ahora nadie se anticipa a nada, nadie puede explicar como revertir lo que sucede dentro o fuera de las fronteras delimitadas por los Estados. Las ideas están rezagadas, lejos de los acontecimientos, lejos de interpretar los dramáticos cambios sucedidos en las últimas tres décadas. El activismo y la militancia casi han desaparecido junto con sus sueños.

La decadencia y fin de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas no solo acabó con el auge de las utopías, también dio inicio a una gran dispersión nacionalista fomentada por jerarquías locales, acogidas de buen grado por el imperialismo estadounidense y la Unión Europea. El desmantelamiento ideológico del estado soviético culminó en la atomización regional y en el rearme político de los fundamentalismos locales. Un retorno a lo que fuera reprimido durante décadas, que fundó la ciudadanía sobre la amnesia forzada de los ciudadanos, sobre la imposición de una ideología férrea y dogmática que apenas alcanzó para mantener a estos estados cautivos hasta su decadencia final.

La misma amnesia política y social impusieron los estados capitalistas, incluso dentro de sus propias fronteras, donde aún sobreviven muchos reclamos autonomistas. Amnesia que exportaron junto a su propia visión política y económica durante más de dos siglos de expansión colonial primero e imperialista después. Modelos que adormecieron y reprimieron todas las reivindicaciones nacionales y regionales surgidas en el seno de los países dominados.

Unos y otros activaron odios en contra de sus adversarios. Apoyaron movimientos nacionalistas de derecha o de izquierda, a minorías o mayorías étnicas o religiosas, y dejando exacerbados a unos contra otros, cautivos dentro de límites políticos arbitrarios, lo mismo en Asia, que en África o América Latina con una táctica de intervención poco novedosa: en la Segunda Guerra Mundial, todos los involucrados, ya habían aplicado estas prácticas de odio en todos los frentes militares desde Europa hasta Birmania.

Parece dudoso ahora que, los países imperialistas puedan, seguir fagocitando o reprimiendo a toda estas expresiones nacionales. Al alubión de identidades que comenzó a manifestarse nuevamente sin tanta injerencia externa, al reclamo de libertad, autodeterminación e independencia, frente a uno u otro de los actores preponderantes del pasado, reclamos que van imponiéndose sin pausa en todos los continentes.

Esto es parte de lo que debemos tratar de comprender y poner las ideas nuevamente por delante. Pero debemos entenderlo como parte de la propia dinámica imperialista, como consecuencia de la misma evolución de su proyecto de expoliación, ya no como el propio sistema lo propone al decretar el fin del modernismo y el fin de la historia pretendiendo dejar instalado al sistema capitalista para siempre. Para hacerlo, es inevitable analizar como el Estado Moderno ha sido degradado intencionalmente durante las últimas décadas hasta transformarse en agente de venta de sus propios recursos económicos y un golpeador desaprensivo frente a los conflictos sociales.

HACIA EL ESTADO NEOLIBERAL

Los estados imperialistas comenzaron a perfeccionar su doctrina antes que la guerra fría desapareciera entre los cascajos del Muro de Berlín, mucho antes que triunfaran las revoluciones sociales que conmovieron al mundo alrededor de 1910. Solo debía ajustar su propio modelo de dominación a los cambios que se fueron sucediendo desde las revoluciones nacionales de 1810, modelo aplicado durante el colonialismo en los Siglos XVIII y XIX y durante su expansión posterior: el imperialismo del Siglo XX.

Fue justamente en este siglo cuando, durante el apogeo del Estado Moderno y la reconstrucción de posguerra, el neoliberalismo consolidaría su poderío económico y desarrollaría sus coartadas ideológicas, económicas y mediáticas, sus alianzas de clase con las burguesías nacionales en los países que controlaba y las estrategias de guerra de baja intensidad ejecutadas, desde el final de la Segunda Guerra Mundial y hasta la fecha, para ejercer el control sobre los países que aún no lograba doblegar.

Los países de Asia, África y América Latina que no estuvieron involucrados militarmente en la contienda habían logrado adaptar sus economías a esa contingencia. Con diferentes niveles de autonomía habían logrado consolidar sus Estados Nacionales fomentando el desarrollo industrial independiente a pesar de los cambios políticos que se producían en los frentes de guerra. Estados que se consolidaron distribuyendo razonablemente el ingreso, que permitieron o alentaron la creación de grandes sindicatos obreros y organizaciones campesinas respaldados por amplios movimientos sociales. En fin, el Estado Moderno en plenitud con sus virtudes y defectos.

Fue durante el modernismo cuando el neoliberalismo consolidó su poderío económico y desarrolló sus coartadas ideológicas y mediáticas.

Finalizó la contienda y emergieron de ella dos actores dominantes: Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética. Como consecuencia los países imperialistas, con Estados Unidos a la cabeza, reformularon sus estrategias de intervención en los territorios que habían controlado antes y durante la guerra alterando, la división geopolítica de África y Asia, con nuevas invasiones militares frente al auge revolucionario y se lanzaron contra todos los movimientos nacionales, sociales o democráticos aunque estos no se reivindicaran como comunistas y no estuvieran ligados a los intereses del Estado Soviético.

El Plan Marshall y la Alianza Para el Progreso fueron promovidos para la reconstrucción de posguerra, un proyecto de reconstrucción con trampas, un verdadero proyecto de dominación y expoliación que irían perfeccionando con el tiempo. Europa logrará reconstruirse aún como socio cautivo; en el resto del mundo se acentuaron los lazos de la dependencia y el yugo económico y militar. Estos planes de reconstrucción de posguerra primero, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial después comenzaron a imponer el endeudamiento externo como modo de control y saqueo financiero. Cuando los Estados Nacionales intentaron resistirse a estas imposiciones fueron forzados a obedecer; golpes de mano cruentos encabezados por la oligarquía ligada a los intereses imperialistas y apoyados por ejércitos reaccionarios comenzaron a doblegar desde la década de los años 50, el desarrollo autónomo de los Estados Nacionales.

La paz de posguerra duró muy poco. Nuevas formas de resistencias nacionales y populares se consolidaron y pasaron de la defensiva a la ofensiva durante los años 60 y 70, movidas por la certidumbre de que solo el final del capitalismo podía traer paz y bienestar definitivos. Movimientos nacionales de izquierda, organizaciones revolucionarias acompañadas por grandes movilizaciones sociales se lanzan a la lucha por la conquista del poder y a construir el socialismo. El sistema fue cercado, incluyendo al mismo capitalismo europeo.

Liderados en su mayoría por burguesías seudos industriales locales, los países de Tercer Mundo o No Alineados, como se proclamaron en los años 60 y 70 se resistieron sin mayores consecuencias. El apoyo de los grandes movimientos populares obtenidos mediante pactos sociales o de clases, en muchos casos tramposos, fue reventado por la inflación fabricada por el capital financiero impidiendo que se concretara el proyecto nacional burgués.

El imperialismo derrocó gobiernos democráticos e impuso dictaduras militares en casi toda América latina, monarquías despóticas en Medio Oriente y apoyó a movimientos clericales fundamentalistas en donde quiera que estos le sirvieran para enfrentar al comunismo ateo. Junto con sus nuevos socios criminalizaron las luchas sociales, reprimieron a los movimientos populares y sindicales que se resistían a perder los derechos adquiridos, exterminaron a los dirigentes revolucionarios y reprimieron las protestas sociales esgrimiendo la Doctrina de Seguridad Nacional con el auxilio de los ejércitos locales formados en la Escuela de las Américas para frenar el auge nacionalista o revolucionario.

El nuevo plan trajo aparejado nuevas condiciones, desmantelar el incipiente desarrollo industrial y echar para atrás todas las concesiones hechas por la burguesía autóctona.

La acción del imperialismo se vio favorecida por la debacle de la Unión Soviética que había comenzado mucho antes de la caída del muro de Berlín. Muchas revoluciones y organizaciones revolucionarias fueron traicionadas por la Unión Soviética, muchos de estos movimientos políticos y sociales fueron negociados en función de los intereses coyunturales o estratégicos del Kremlin. Aún así muchos lograron triunfar en todos los continentes pero no alcanzó a torcer las ambiciones imperiales.

El proyecto de desarrollo político, ideológico y económico independiente de toda injerencia externa no pudo prosperar, el internacionalismo promovido por algunas de revoluciones triunfantes tampoco. El imperialismo se lanzó por todo afinando su proyecto de intervención: acabamos con los movimientos revolucionarios, no hay antagonista, no hay modelo, hay reflujo de la lucha de clases y por lo tanto ahora podemos ir por lo que queda. Una estrategia de acción que fue constante, continua y premeditada desde la expansión colonial e imperialista hasta llegar a la doctrina actual: la globalización económica y el libre mercado. Un cambio de términos partiendo de la evolución económica y financiera del modelo capitalista, que no ha modificado el objetivo, que ha perfeccionado su doctrina, su táctica y su estrategia de intervención para el saqueo de las economías nacionales y regionales desbaratando para eso Estado Nacional, que le incomodaba y dificultaba su accionar.

EL ESTADO NEOLIBERAL

Bajo el auspicio del Estado Moderno el neoliberalismo construyó y desarrolló su logística económica, comunicativa y antidisturbios para poder sostener socialmente en escena la dramatización de la democracia representativa. La verdadera profilaxis del sistema, que disfraza los privilegios económicos, que oculta la corrupción de la casta política e impide la gestación de una oposición triunfante o el desarrollo de nuevas, o conocidas, doctrinas de Estado.

Esgrimiendo su logística militar, financiera y mediática asaltó los poderes institucionales y democráticos, construidos a medias, durante el apogeo del Estado Nacional. Las oligarquías locales, en franca retirada, se resistieron inútilmente a entregarle los resortes del Estado Moderno, a entregarle el control que ejercía sobre las economías nacionales o regionales. Pero no tenían otra opción y prefirieron alinearse. El Estado Nacional, útil a la hora de reprimir los alzamientos sociales, a la hora de frenar la lucha de clases pasó a ser prescindible desde que cayó la cortina de hierro.

El endeudamiento externo adquirido ilegalmente, la socialización del pago de la deuda privada y las políticas privatizadoras alentadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial maniataron al los Estados Nacionales restándoles recursos. El bombardeo mediático, la corrupción política y la debacle económica de la burguesía industrial, liquidada con la apertura de las importaciones, hicieron el resto.

Frente a la crisis fabricada por el mismo sistema político y económico la receta fue generar más crisis, achicando el estado y quitándole aun más recursos privatizando sus empresas rentables. La herramienta que utilizó el capitalismo fue su coartada doctrinaria: la democracia representativa, el ámbito donde quinientos políticos corruptos pueden ser sobornados a precio vil para modificar toda legislación que pudiera ser una barrera para obtener su objetivo: pagar barato, a precio regalado las empresas estatales rentables.

Bajo el auspicio del Estado Moderno el neoliberalismo construyó sus coartadas doctrinarias y desarrolló su logística comunicativa y ANTIDISTURBIOS.

Eliminar los mecanismos de control del Estado Moderno o cooptarlos imponiendo a un gerente de una multinacional del sector fue el primer paso, desarrollar licitaciones y contratos que favorecieran sus intereses económicos fue el siguiente. Dejar de regular todo, para imponer su propia regulación, su táctica legislativa, de este modo se apropió de los recursos que le habían permitido al Estado Moderno actuar como bombero frente a los incendiarios conflictos ideológicos, políticos y sociales.

Pasaron a sus manos todas las empresas que tenían a sus victimas cautivas, a todo el país. Las empresas que garantizaban las comunicaciones, el suministro de la energía y el agua, el transporte en todas sus formas y los alimentos. Monopolios estatales que, en manos de una burocracia inepta e ineficiente, coadyuvó a que la clase media comprara el proyecto neoliberal. La táctica: despojar durante años a las empresas estatales de recursos económicos para que fueran más ineficientes y fomentar más burocracia administrativa corrupta; el objetivo: desprestigiar al estado como administrador de sus bienes para quedarse con ellos.

Pero también había que debilitar a los sindicatos acusándolos de ser una rémora del pasado y a los sindicalistas de corruptos aprovechando el hecho cierto de que muchos lo eran. No estaban en la mira los pequeños sindicatos de gastronómicos o de voceadores de periódicos. Claro que no, tenían que debilitar a los grandes sindicatos, los vinculados a las industrias y empresas estratégicas, los sindicatos que podrían oponerse, aunque solo fuera para preservar los privilegios de sus dirigentes.

La tierra y los alimentos no quedaron al margen. Retornó el latifundio y la tenencia de la tierra pasó a manos de grande empresas y los alimentos que tenían precios regulados o subsidiados para favorecer una política alimenticia independiente o para contener conflictos sociales quedaron en mano de gigantescas multinacionales que controlan sin escrúpulos precios y mercados. Eliminados los subsidios al campo y los controles de precios la producción y comercialización de alimentos quedaron a merced de grandes monopolios y del circo consumista, los supermercados.

El Estado Neoliberal a dejado a los pueblos y a los trabajadores a merced de las circunstancias, a la contingencia impuesta por la voracidad del capitalismo salvaje. Un estado que se ha debilitado, que solo conserva su papel de policía social, que solo interviene económicamente en las coyunturas electorales y que en todo lo demás no hace nada, que no planifica el futuro y que relega la educación a la reproducción de los cuadros que fortalecerán al mismo sistema.

El Estado debía ser modificado y lo fue. Sin la más mínima atadura ética, de por sí dudosa, que el Estado Moderno significaba el neoliberalismo se ha lanzado a la acción sin pruritos ni controles reinando sobre las fronteras, controlando la economía de ciudades, regiones y países gobernados por tecnócratas formados en sus instituciones educativas.

Pero es imposible que pueda imponer el carácter universal de la democracia si no postula la profundización de la misma y la democratización de la economía. Si no postula al mismo tiempo el pluralismo político interno que el externo. Y no lo hará por que es un sistema de naturaleza antidemocrática.

No quiere aceptar todas las expresiones de gobierno y acusa de terroristas a los que defienden su autodeterminación, a los que ven que sus ideales, religiones y fronteras no son ni serán respetadas. Cuando defiende al mismo tiempo la democracia representativa y la autonomía del mercado y las impone por la fuerza mediante la intervención militar, la ingerencia política, económica o mediática.

El Estado Neoliberal a dejado a los trabajadores a merced de las circunstancias, a la contingencia impuesta por la voracidad del capitalismo salvaje...

Crisis alimentaria, hija del lucro capitalista

Misael Pérez



El fantasma del hambre ya esta entre nosotros como en las viejas películas apocalípticas al estilo de “Cuando el destino nos alcance”. De repente el jinete del hambre nos alcanza; en realidad siempre ha estado ahí y no sólo en países lejanos, sino en la realidad cotidiana de millones de mexicanos que viven al día, ya sea en la ciudad o el campo. El hambre derivada de la miseria no es un fenómeno nuevo, pero las dimensiones que está cobrando sí lo son.

En primer lugar, el origen de esta oleada de escasez de alimentos a nivel mundial se debe a factores mercantiles más que de escasez, como lo es el uso de cereales para fabricar biocombustibles, la demanda de sociedades con economía emergente como la India y China, y el alto precio del petróleo, del cual se derivan importantes componentes de los abonos; pero sobre todo se debe a la especulación y falta de planificación inherente a la sociedad capitalista, cuyo motor es la ganancia y no la satisfacción de las necesidades de la población.

El cuadro en México se ve agravado por la desastrosa política agropecuaria que por décadas han impulsado los gobiernos del PRI y ahora del PAN, que han llevado al campo a un panorama de inmigración, sequía y abandono de la producción. Se trata de una política que permite la libre importación mientras quita subsidios al campo, lo que hace imposible competir con los precios de productos extranjeros, cuyos productores muchas veces están subsidiados en sus países de origen. El campo mexicano está devastado, lo ha estado por décadas y el gobierno mexicano no ha hecho nada. El resultado es que dependemos, en materia de alimentos, de productos importados, incluso del maíz, base de la alimentación en nuestro país; es por esto que la subida de precios a nivel internacional nos afecta de manera inmediata.

Después del aumento a la tortilla el año pasado, los precios de otros productos han seguido aumentando de manera sostenida, de septiembre pasado a la fecha el arroz aumentó 33%; el aceite, 50%; el huevo, casi 60%; y el fríjol, 12%; (El Universal, 23 de mayo de 08). Al igual que el año pasado el gobierno responde con un anuncio de medidas cosméticas e ineficaces como la apertura del mercado nacional a la importación de maíz, trigo, sorgo y pasta de soya; la reducción a la mitad del impuesto a las compras externas de leche en polvo, y adquisición de frijol libre de arancel. Estas medidas, lejos de beneficiar al campo mexicano, lo hunden más; los acaparadores obligarán a los productores a bajar sus precios bajo la amenaza de que si no les venden a los precios que ellos fijen comprarán en el exterior, por lo que los únicos que salen ganando, como siempre, son los intermediarios. Un segundo acuerdo del gobierno se hizo con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio (ANTAD) para reducir los costos de los productos. El acuerdo el año pasado fue un completo fracaso y, no obstante, nuevamente se pretende subsidiar a estas tiendas privadas para que el público sea acarreado a consumir en ellas. Como vemos, las medidas para mitigar el alza de los precios en alimentos se convirtieron en una oportunidad de negocio para los gobernantes panistas, mientras que los precios seguirán subiendo.

Se estima que éste no será un fenómeno temporal, por lo que se irá agravando cada vez más si los salarios continúan estancados, pues ya de por sí éstos han perdido gran parte de su poder adquisitivo en condiciones de inflación “controlada”. La nueva situación está obligando a las familias a reducir el consumo de los productos alimenticios más caros; según la ANTAD el consumo de productos naturales y procesados ha disminuido en 5 %, lo que también significará desnutrición y enfermedades a mediano plazo.

Este fenómeno está golpeando a todos por igual, incluso a sectores que tienen cierta estabilidad económica, por lo que el descontento irá en aumento, la crisis alimentaria llevará aparejado otros fenómenos como el de la delincuencia. Si no se incrementan los salarios y aumenta el empleo, tenemos todos los elementos necesarios para que haya una explosión social.

Una economía planificada pudo haber previsto esta situación y tomar medidas de seguridad pero dentro del capitalismo las fuerzas del mercado se orientan a la destrucción de las economías de los países subdesarrollados, por lo que hemos llegado a la paradoja de cultivos que se venden caros y campesinos empobrecidos.

La crisis alimentaría continuará mientras los trabajadores no tomemos el control de la situación; en la pretendida guerra de Calderón contra los especuladores no habrá ni un solo detenido ni sancionado y sí muchas ganancias para toda la burguesía y las trasnacionales como Monsanto. No podemos permitir que esto continúe, debemos luchar contra la inflación y unir esta lucha con la lucha contra la reforma energética. Es necesario convocar a un paro nacional para frenar estos ataques a la clase trabajadora.



El caso del News Divine, una historia que se repite

Antonio Luna


Alguien dijo alguna vez que la historia no se repite. Yo creo que se equivocó. Lo sucedido en el News Divine deja al descubierto no sólo la ineptitud e incompetencia de las fuerzas policiacas en el Distrito Federal y la corrupción ya bien conocida de las autoridades que nos gobiernan. También deja al descubierto que al gobierno federal y a la derecha golpista no les importa la vida de los nueve jóvenes y tres policías que fallecieron, lo importante para ellos es el desprestigio del Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard y todo el movimiento popular. Desde la tarde de la tragedia a la fecha el presidente de facto y sus compinches han usado el influyente medio televisivo para orquestar una campaña sucia.

Es cierto que no nos podemos quedar callados ante el abuso de autoridad y las flagrantes violaciones a los derechos humanos que sufrieron las víctimas. No basta con alzar la voz, es necesario exigir justicia y castigos ejemplares para los responsables de estos deleznables atropellos.

La negligencia es imperdonable y debe castigarse, pero pongamos atención en algunas cosas. Desde el inicio del gobierno usurpador a la fecha ha habido cinco mil ejecuciones aproximadamente, si esto lo dividimos entre el año y medio de gobierno, nos da un total de ¡diez asesinatos por día! Pero en esto no repara el Sr. Dóriga, que se hace pasar por periodista siendo un simple soldado del imperio. Basta con dar un repaso a lo sucedido desde el 1 de diciembre de 2006: todas las ejecuciones, desapariciones y actos de autoritarismo simplemente no son denunciados a la sociedad de la misma manera que como, día a día, se ha tratado el caso del News Divine; las diez ejecuciones que diariamente se cometen a lo largo y ancho del país son tomadas como hechos sin mayor importancia.

Me parece conveniente comparar este linchamiento mediático con el ocurrido en marzo de 2004, donde en diversos videos filtrados a losmedios aparecían, por un lado, Gustavo Ponce, entonces secretario de finanzas del gobierno del Distrito Federal, apostando en las Vegas; y por el otro, aparecían el entonces jefe delegacional de Tlalpan, Carlos Imaz, y René Bejarano, líder de Izquierda Democrática Nacional y anterior secretario particular de Andrés Manuel López Obrador, recibiendo grandes cantidades de dinero del empresario argentino Carlos Ahumada. Estas acciones ominosas que merecen aclararse ante la sociedad fueron pretexto para construir una campaña de desprestigio contra AMLO.

La táctica actual es la misma que la de aquella vez, bombardear con información manipulada a conveniencia; que tiene como finalidad favorecer muchos intereses perversos, no el de esclarecer el lamentable incidente donde perdieron la vida doce personas. Lo justo sería ubicarlo en su exacta dimensión, porque los males del país son mucho mayores que lo que sucedió ese día en el News Divine, ¡un gobierno que calla ante la ejecución de diez personas diarias, tantos como en Irak, no puede ser un buen gobierno! Por ello es importante que los ciudadanos que nos dejemos engañar. Esta historia ya la hemos vivido.

VIVIR EN EL CAOS (PRIMERA PARTE)

por Daniel Murillo Castelán

Somos una población en su mayoría menor de edad (literal y figurativamente hablando). Los jóvenes normalmente se encuentran en el limbo: no trabajan, no se dedican como deben a sus estudios (sea por falta de interés o recursos económicos, problemas familiares o existenciales...), no tienen un libre ejercicio de su sexualidad, tiene acceso restringido a muchos lugares, son completamente apolíticos, etc. Si mezclamos esto con la falta de empatía con las necesidades del pueblo, la corrupción e ineptitud de parte de nuestros gobernantes tenemos una combinación explosiva. Casos como el reciente News Divine o la treta del gobierno para victimizar a los emos lo hace más plástico.

Vamos por pasos. El país está viviendo una polarización debido al intento del Gobierno Espurio por imponer una Reforma Energética, una Ley Gestapo y un Plan Mérida que claramente le arrebata la soberanía al país. Por si no fuera poco, el partido de izquierda más importante del país, el Partido de la Revolución Democrática, ha sufrido una división interna que ha dañado aún más su ya de por sí deteriorada imagen. Una imagen ganada a pulso por los casos de corrupción alumbrados públicamente y por los numerosos exmilitantes del PRI que conforman ahora al PRD.

Si bien es cierto que un importante sector de la población ya no cree lo que le dictan los medios de comunicación, no se puede negar que los seguidores de Andrés Manuel López Obrador son mucho menos (basta con ver que ya no llena como antes el Zócalo y su periódico oficial, La Fuerza del Sol, ha disminuido notoriamente su distribución). Esta merma se debe más a la timorata actitud de López Obrador que al complot gubernamental.

Se concibe absurdo que hayan transcurrido dos años desde el fraude electoral y Felipe Calderón continué en el poder. Sí, en el poder, porque realmente detenta el monopolio del poder. Por más que López Obrador se autodeclare Presidente Legítimo y sus cada vez menos seguidores le obedezcan en todo, soportando incluso la antidemocrática imposición de Jefes de Brigadas, nadie puede negar que AMLO aún no es el Presidente.

Apoyo a López Obrador y su Proyecto Alternativo de Nación, pero no su tibieza:

· En Bolivia, cuando la oligarquía pretendía privatizar el gas, las masas se movilizaron para impedirlo, lo lograron y ya encarrerados decidieron tirar al gobierno y poner a Evo Morales en el poder, quien ahora gobierna realmente para servir a su pueblo. Por que no hacer lo mismo aquí.

· Cuando quisieron relacionarlo con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, escondió la cabeza y negó toda relación. Es cierto que no tiene ningún nexo con él y que su Proyecto Alternativo de Nación no tiene ninguna semejanza con el proyecto chavista, pero al deslindarse y evadirse sólo logró incentivar a los “medios de desinformación” para seguir acosándolo.

· Incluso, si hubiera analizado bien la coyuntura mundial, habría comprendido que solidarizarse con la Revolución Bolivariana es lo más natural, pues los beneficios serían para todos además de que México y Venezuela son históricamente naciones hermanas.

· Dentro de esa lógica, en vez de realizar una gira por toda la República para convencer a las masas que ya estaban convencidas, debió realizar una gira por Sudamérica. Tan sólo en Venezuela no se le hubiera recibido con menos de un millón de personas. Eso le hubiera dado una presencia tal que la comunidad internacional hubiera condenado el fraude electoral mexicano.

· Ni durante su campaña electoral ni después del fraude, se solidarizó con movimientos sociales como la APPO lo cual facilitó las operaciones de la oligarquía.

· Teniendo a una gran porción de sus seguidores dispuestos a derribar ya a Calderón, tuvo miedo y prefirió desmovilizarlos gastando sus energías en los plantones en Reforma.

· Ante la terrible decadencia del PRD prefiere continuar militando ahí en vez de salirse y formar su propio Partido, con lo cual recuperaría lo confianza y el consenso que lo han caracterizado.

· Le ha impuesto a las ya organizadas Brigadas en Defensa del Petróleo líderes que ellas mismas no reconocen porque saben que se trata de personas que sólo utilizan esta coyuntura como trampolín político.

Continuara....

Si se privatiza PEMEX habrá despidos masivos y subirán los impuestos”, trabajadores petroleros

UN SUJETO FUNDAMENTAL EN LA LUCHA CONTRA LA PRIVATIZACIÓN SON LOS TRABAJADORES PETROLEROS. EL EQUIPO DE TIEMPOS MODERNOS CHARLÓ CON UNO DE ELLOS, AARÓN SOLEDAD HERNÁNDEZ CASTILLO, PARA CONOCER LA LUCHA QUE, A PESAR DE LAS DIFICULTADES, MUCHOS OBREROS LIBRAN CONTRA LOS CHARROS Y LA CONTRA REFORMA DE CALDERÓN

Primero cuéntanos cuál es tu puesto en PEMEX, cuál tu área y centro de trabajo, también cuánto tiempo tienes en la empresa.

Mira, el último puesto que ocupe en la empresa fue el de Camillero y Chofer de ambulancia. El área de trabajo, servicios médicos. Más 14 años en la empresa. En la actualidad estoy despedido, sin embargo, cuento con una demanda laboral, para la reinstalación.

¿Cuál es el ambiente y el ánimo entre los trabajadores petroleros desde que Calderón presentó la iniciativa de contrarreforma? ¿Qué se comenta en los pasillos?

Por lo general los petroleros son apolíticos, desafortunadamente es un sector económicamente bien remunerado y eso los lleva a no ver los problemas de carácter político y social.

También habría que agregar que el control de la patronal y de los funcionarios sindicales es muy fuerte, lo cual hace que los trabajadores se desentiendan de los problemas sociales y políticos del país. Esto es algo muy grave, ya que éste es uno de los sectores más grandes e importantes.

Es de todos sabido que los gerentes y altos funcionarios de PEMEX están a favor de la privatización, ¿han hecho algo para convencer a los trabajadores de apoyar la contrarreforma, se ha endurecido en control político contra los disidentes dentro de la empresa?

Los funcionarios de la empresa y la dirigencia sindical están a favor de la privatización. Muchos de los funcionarios tienen o manejan empresas particulares que le trabajan a PEMEX como contratistas, lo mismo hace el sindicato. De hecho, en este proceso de privatización Carlos Romero Deschamps propuso que el sindicato se quedaría con la administración de los servicios médicos.

Hubo un movimiento político fuerte en el 2000 y 2001, sin embargo el sindicato, en confabulación con la empresa, despidió a la mayoría de los disidentes a nivel nacional. A los que se quedaron los han ido jubilando y a otros les han ofrecido ciertas canonjías o los han vuelto funcionarios sindicales, de tal forma que en estos momentos la disidencia está muy disminuida.

Pero en los Estados del Sur al parecer hay una emergencia de los disidentes ya que han estado despidiendo a muchos trabajadores con la finalidad de que entren las transnacionales y las empresas contratitas a hacer los trabajos.

Es también cierto que hay muchos trabajadores que están en el movimiento en los comités de defensa de la industria petrolera, pero no dan la cara en los centros de trabajo, debido a las represalias.

Y la dirigencia del sindicato, ¿Cuál es su posición? ¿Ha convocado a reuniones para tratar el tema de la privatización?

La dirigencia sindical hasta este momento no se ha manifestado, no ha dicho nada en torno a las reformas energéticas. Pero su posición es obvia: ellos están a favor, de lo contrario ya se hubieran manifestado.

¿Qué iniciativas están desarrollando los trabajadores democráticos contra la privatización?

En estos momentos desde diferentes trincheras se están impulsando toda una serie de acciones en contra de las reformas, pero al interior de la empresa el control que ejercen los funcionarios como lo dirigencia sindical es muy férreo, esto hace que haya cierta apatía.

¿Cómo afectaría a los trabajadores de PEMEX la privatización?

En caso de que se privatizara la empresa se darían despidos masivos. Los panistas dicen que hay un excedente de trabajadores del 400%, cosa no muy cierta, pero sí pueden rebajar la plantilla laboral y cargarles las actividades laborales a los que se queden; de hecho esta practica ya la han estado haciendo. Desde hace por lo menos dos años se habla de que se hará una reestructuración en donde se despedirían a 32 mil trabajadores a nivel nacional. Las condiciones políticas no se lo han permitido pero sí han estado recortando personal. Con la entrada de las trasnacionales ellos impondrían sus condiciones y ritmos de trabajo, y por supuesto que la sobreexplotación es una de sus características, ahí tenemos a Walmart.

Tú, que conoces la empresa por dentro, ¿cómo crees que afectaría al país la entrega de nuestro petróleo?

En la actualidad el 40% del presupuesto nacional proviene de la venta del crudo. Si se privatizara, ¿crees que las trasnacionales iban a estar dispuestas a pagar el 60% de todas sus ganancias en impuestos a Hacienda? Pues claro que no. Todos esos recursos que dejarían de entrar al fisco. De dónde los sacarían, pues del pueblo, nos subirían impuestos para compensar el déficit del recurso petrolero y se vendría un problema muy serio en este país.

Por último, ¿qué opinas sobre la consulta organizada por el gobierno del Distrito Federal que se realizará el 27 de julio?

Se quiera o no el movimiento en defensa del petróleo frenó los planes de Calderón y sus secuaces por aprobar la ley en fast track. La propuesta de la consulta popular fue hecha en los primeros debates por un constitucionalista y luego retomada por Marcelo. La idea no es mala, lo malo es que como sociedad no somos participativos y, hay que ser claros, la mayoría de la población está muy desinformada, incluso en las mismas universidades. En la medida de nuestras posibilidades tenemos que impulsar la consulta. Si no se obtienen buenos resultados los privatizadores van a tener más elementos para seguir desprestigiando a quienes nos oponemos a sus aspiraciones.

Defender el petróleo y ¿Derribar a Calderón?


por Ismael Hernández Lujano

La importancia del petróleo

Ya han pasado 25 años de la aplicación de políticas neoliberales y privatizadoras en nuestro país. Después de la venta de TELMEX, los ferroca-rriles, los bancos, las carreteras, las minas y los canales 7 y 13 de televisión el único resultado es que el 70% de los mexicanos vive en la pobreza y que los empresa-rios, beneficiados con el remate de las empresas de gobierno, se han convertido en multimillonarios. Privatizaron todo con la promesa de convertirnos en un país de primer mundo pero hasta ahora la gente humilde no ha visto ningún beneficio.
La privatización del petróleo sería el tiro de gracia para México. Nuestra industria petrolera fue expropiada gracias a la decisión de un presidente patriota, Lázaro Cárdenas, y al esfuerzo de miles de mexicanos que entregaron lo poco que tenían (gallinas y puercos) para indemnizar a las compañías extranjeras.
Vender PEMEX es traicionar a nuestros abuelos y la historia del país. Pero además es un gran estupidez. El petróleo ha sido el sostén de la economía mexicana a tal grado que de cada peso que tiene el gobierno, cuarenta centavos vienen de él. Los hos-pitales, escuelas, carreteras y puentes de nuestro país se han construido gracias a este recurso no renovable. Vender el petróleo justo ahora que los precios internacionales son tan altos es el colmo de la estupidez o del ser-vilismo de nuestros gobernantes. Extraer un barril de petróleo cuesta cuatro dólares y se vende en más de cien. El petróleo es el mejor negocio del mundo. Precisamente por eso, y porque es un recurso estratégico no renovable, todos los gobiernos de izquierda (Venezuela, Bolivia y Ecuador) han nacionalizado este energético. Por esas mis-mas razones los gobiernos imperialistas como el de Estados Unidos y España buscan adueñarse de él por los medios que sea, desde privatizaciones hasta guerras como las de Irak y Afganistán.

Por ahora, detuvimos la contrarreforma

El plan de Calderón era dar un madruguete y que su propuesta se aprobara rápidamente, sin dar tiempo para que la discutiera la sociedad. Si esto no ha sucedido fue por la combinación de tres factores: 1) La toma de la tribuna por los diputados del Frente Am-plio Progresista (FAP) formado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido del Trabajo (PT) y Convergencia.
2) Los bloqueos de las brigadas y 3) La posición ambigua del Partido Revolucionario Institu-cional (PRI).
1) Los diputados del FAP deci-dieron tomar las tribunas e impedir toda discusión en las Cámaras mientras el debate sobre la privatización no se abriera a toda la sociedad. Por primera vez en muchos años los diputados de los supuestos partidos de izquierda (algunos, no todos) se comportaron como representantes populares y no como burócratas levanta dedos, por primera vez en muchos años hicieron algo de provecho y se quitaron el traje de gente respe-table. Ojala así actuaran siempre. La reacción natural de los medios de la derecha fue acusarlos de violentos, de impedir el avance del país y hasta de fascistas. El famoso spot en el que se compara a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con Hitler y Mussolini es una muestra clara de que los grandes empresarios y la derecha panistas están dispuestos a reiniciar la campaña de odio y mentiras que vimos en 2006. Lo que sorprende es que hasta ahora no hayan pasado de las palabras a los hechos y formado grupos de choque pues si en este país hay alguien relacionado históricamente con el fascismo, son los panistas.

2) Nuestro presidente legítimo sabía muy bien que venía la propuesta de privatización y acertadamente se adelantó al crear las brigadas, tanto las mixtas como las de mujeres (conocidas como “adelitas”). Éstas serían las vanguardia del movimiento en defensa del petróleo y las principales encargadas de realizar los actos de resistencia civil pacífica como el bloqueo a las Cámaras de Senadores y Diputados, y el bloqueo de carreteras y ae-ropuertos si fuera necesario. Cuando Calderón lanzó su propuesta, las brigadas ya estaban listas. Su acción resultó efectiva: sin romper un solo vidrio se impidió la sesión de lossenadores. Quedó claro que el pueblo de México tiene toda la disposición para luchar por su patrimonio y que el movimiento del Peje (Andrés Manuel López Obrador) sigue vivo a pesar de todas las mentiras que se han dicho sobre él, a pesar de que los medios de comunicación lo atacan día y noche desde hace ya tres años.
3) El último elemento que hizo fracasar, por ahora, el intento vende patrias de Calderón fue la tibieza del Partido Revolucionario Institucional (PRI). En primer lugar está dividido: una parte aún conserva una ideología naciona-lista y no quiere la privatización; Manuel Bartlet es la figura más sobresaliente pero hay otros, también de peso, que uno nunca hubiera imaginado, como Beatriz Paredes. También hay varios diputados y uno que otro gober-nador que no están de acuerdo con entregar las riquezas de la nación a empresas extranjeras. Por supuesto que entre las bases del Partido Revolucionario Institucional (PRI) la oposición a la iniciativa de Calderón es mucho mayor. Otra parte de los priistas sí está de acuerdo con la privatización pero no van a apo-yar a Calderón gratis, lo apoyarán a cambio de más dinero para los Estados que gobiernan, o a cam-bio de negociar municipios y gobernaturas, o a cambio de que tapen sus actos de corrupción, en fin, a cambio de negociar algo muy importante. Al parecer no se pusieron de acuerdo: el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pidió mucho y el Partido de Acción Nacional (PAN) no se lo quiso dar. Otra preocupación de los priístas es su “prestigio”, ellos apuestan a ganar la presidencia en 2012 y por eso no quieren cargar todo el desprestigio que les traería quedar como paleros. Para no salir tan ensuciados, el coordinador de los senadores del partido, Manlio Favio Beltrones, anunció que ellos presentarían su propia iniciativa de reforma, la cual también sería privatizadora pero light.
En resumen, los de arriba no pudieron ponerse de acuerdo para seguir dominando y los de abajo sí pudieron organizarse para defender sus derechos, eso es lo que debemos seguir ha-ciendo si queremos rescatar a México: dividir a los de arriba y unirnos y organizarnos todos los de abajo.

Los tiempos fatales
de Calderón
Como dijo el Peje, no podemos cantar victoria; ganamos una ba-talla pero no ganamos la guerra, ganamos un partido pero no el campeonato. Es mucha la am-bición de los empresarios y los gobiernos de España y de Nor-teamerica, es mucha su urgencia y muy grande el negocio que harían con nuestro petróleo como para que se den por vencidos fácilmente, y el tiempo corre en su contra.
Los panistas no pueden imponer la privatización en 2009 porque ese año hay elecciones para diputados y para algunos gobier-nos estatales. Si lo hicieran se desprestigiarían y perderían muchos votos además no les conviene que en plena campaña electoral haya un pueblo movi-lizado y activo. El ideal de los partidos de arriba es que en tiempos electorales el pueblo este quieto, se limite a mirar la tele y a depositar su voto en la urna. Podrían hacerlo en 2010 pero para ese año ya habrá empezado la rebatinga por las elecciones presidenciales de 2012. Dentro del Partido de Acción Nacional (PAN) el grupo de Fox y Espino estarán pelea-dos a muerte con el de Calderón por designar a su candidato a la presidencia, exactamente lo mismo pasará en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) entre Peña Nieto y Beltrones y en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) entre López Obrador, Marcelo Ebrard (que volvió a decir que no lo den por muerto para 2012) y el grupo de Jesús Ortega. Ya para 2010, pues, todos los partidos empe-zarán a prepararse para la sucesión presidencial, y confor-me más cerca estemos de 2012 menos le convendrá al PRIAN imponer la privatización ya que la gente tendrá fresco este atraco a la nación y los castigaría votando en su contra. De tal manera que el momento ideal para aprobar la privatización es el segundo periodo legislativo de 2008, entre agosto y noviembre; más que el momento ideal es casi el único que les queda.
Lo que podemos esperar es que para este segundo periodo legislativo los Panistas se vayan con todo para aprobar su contra- rreforma, y “con todo” significa que la campaña de odio y mentiras contra el movimiento en defensa del petróleo será más grande de lo que nos imagi-namos, significa que día y noche veremos spots diciendo que somos asesinos y criminales, que nos financia el narco, que tenemos nexos con grupos terroristas y todo lo que se les pueda ocurrir. Seguramente veremos más video escándalos, ya sean inventados o verda-deros. Ya aprobaron la contra reforma judicial represiva y las matanzas del narco serán el pretexto para que de una vez por todas se implemente el llamado Plan México o Iniciativa Mérida, un plan mediante el cual gobierno gringo proporcionará dinero, entrenamiento y equipo al ejército y policía mexicanos para reprimir al los movimientos sociales. En su fase superior, el Plan México incluye que nuestras fuerzas armadas y policía se sometan directamente a las órdenes del ejército norteamericano. Lo que podemos esperar es que ahora sí nos echen encima a la PFP como lo hicieron con los maes-tros de Oaxaca, que encarcelen a algunos líderes del movimiento o los golpeen. En resumen, los panistas saben que se les acaba el tiempo para aprobar su refor-ma y son capaces de cualquier cosa con tal de complacer al imperialismo gringo y español. Por tanto debemos prepararnos para una lucha más dura de lo hemos visto hasta ahora.

El debate es un arma de doble filo.

El movimiento en defensa del petróleo se concentró en impedir que sesionaran las Cámaras de Diputados y Senadores argu-mentando que antes debe darse un debate nacional en el que los expertos y todos los mexicanos puedan opinar sobre lo que debe hacerse con nuestro petróleo. El PRIAN aceptó y los debates ya empezaron.
Para evaluarlos es necesario tomar en cuenta experiencias pasadas de movimiento sociales que recurrieron a ellos.

Nos viene a la mente la huelga de 1987 en la UNAM. El Consejo Estudiantil Universitario (CEU) exigió un diálogo público con la Rectoría sobre la propuesta privatizadora del entonces Rector Jorge Carpizo.
Obviamente el debate lo ganaron los estudiantes y su difusión sirvió para que miles se sumaran al movimiento. El CEU se volvió una organización de masas gracias al debate. Sin embargo hay algunas diferencias que debemos considerar: la primera es que el debate de la univer-sidad se transmitió en vivo por radio UNAM y que se realizó en un auditorio abierto al público.
El debate sobre el petróleo es en un lugar cerrado y sólo se trans-mite por cable, de tal manera que la mayoría de los ciudadanos no pueden presenciarlo. Fue una torpeza mayúscula no haber exigido que, por lo menos, se transmitiera en cadena nacional y en televisión abierta un resu-men diario de lo dicho por los especialistas.
El riesgo que corremos es que nadie se entere de los argu-mentos y que, por tanto, el famoso debate no nos sirva para crecer como movimiento. El peor escenario es que al finalizar el mismo el PRIAN apruebe la contrarreforma y nos diga “ya debatimos, ya los escuchamos ¿Qué más quieren?”.
Otra arma de doble filo es el llamado a un plebiscito. Mientras no tengamos instituciones electorales confiables, cualquier elección puede llevarnos al desastre. Si se realiza la consulta y nos hacen fraude, dirán que no son ellos sino el pueblo el que ha decidido la privatización. Recor-demos lo sucedido el año pasado en Costa Rica. Se sometió a consulta popular la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos y después de una campaña negra de calum-nias contra los que se oponen al tratado, los órganos electorales dieron como resultados que el sí había ganado por menos de un punto porcentual.
Evidentemente hubo fraude. Asimilar la experiencia de lucha de los países hermanos de América Latina es imprescindible en estos momentos.

Vicios y virtudes del movimiento

Lo que podemos concluir es que el camino principal para detener la privatización y rescatar a México es la movilización en las calles. El parlamento es una herramienta útil pero no puede ser la principal. El debate y el posible plebiscito son comple-mentos de la movilización, no sustitutos. Si nos limitamos las acciones oficiales en las Cámaras, iremos directo al fracaso. Parece que Obrador tiene claro esto y por eso prefirió salir a recorrer el país que encerrarse en la Cámara de Senadores a discutir con los panistas.
Si lo principal es la movilización y la organización, debemos ver nuestros aciertos y errores. En estos meses quedó claro que hemos pasado a un nivel superior de organización. La Convención Nacional Democrática (CND) en realidad nunca funcionó como una organización pues no hubo debates ni grupos de base.
Todo lo decidía Andrés Manuel López obrador (AMLO) y sus subordinados pidiéndonos que levantáramos la mano, claro. Para un ciudadano común y corriente afiliado a la Convención las únicas actividades eran sacar su credencial, ponerse el moñito tricolor e ir al zócalo dos veces al año a escuchar al Presidente Legítimo. Ahora es un poco diferente, tuvimos acciones concretas, reuniones de orga-nización y grupos de base: las brigadas. Sin embargo hay signos preocupantes de agota-miento y burocratización.
Las brigadas en mayor o menor medida empiezan a repetir los vicios que vemos en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y se vieron en las Redes Ciudadanas y en Defensa del Voto. Hay una línea de mando que va de Obrador a sus subor-dinados y de estos a las bases pero no hay canales para que las ideas e inquietudes fluyan en sentido inverso: de las bases a Obrador y su círculo. Si los simples mortales queremos que Obrador nos escuche, nuestro único medio es mandar una carta al correo ilustrado de La Jornada y rogarle a los santos que la lea. La primera causa de esto es que los coordinadores no fueron electos por las propias brigadas sino designados por el Peje. En algunos casos tuvo tino y puso a personas honestas, trabajadoras y representativas de las bases pero en otras ocasiones no fue así, en otras ocasiones los coordinadores utilizan la brigada como coto de poder y trampolín personal o de su propia organi-zación, con lo cual restan en lugar de sumar al movimiento. La brigada se convierte en un pequeño feudo en donde el elegido de nuestro Presidente Legítimo manda a su antojo y esta dinámica se reproduce en cada municipio, barrio, ejido y centro de estudio. El resultado natural es que los no incondicio-nales del coordinador terminan por retirarse y la brigada se desinfla. El colmo es que algunos de los coordinadores estatales del movimiento viven y trabajan en el Distrito Federal, que muchas brigadas se nutren de las redes clientelares de sus coor-dinadores y se agrupan en torno a dádivas como créditos, vivienda, y que se ha empezado a recoger la basura de partidos como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y todo tipo de lacras oportunistas, exactamente como lo hace el Partido de La Revolución Democrática (PRD). Abordar la crisis del partido de Obrador (PRD) es indispensable. Las acciones de los legisladores, que de por sí tienen un impacto limitado, ahora parecen más inseguras pues cada vez es más claro que los chuchos tienen un pacto con Calderón y a medida que se prolonga la crisis esta tribu se aleja más y más del movi-miento. En pocas palabras, podemos perder la poca fuerza que tenemos en las Cámaras. Un punto más es que las brigadas se están convirtiendo, al igual que el PRD, en una agencia de colocación para puestos pú-blicos. Ya se rumora que algunos coordinadores de brigadas son los tocados por el dedo de Dios,son los privilegiados que conformarán las listas de diputados plurinominales y de candi-datos a jefes de delegación en las elecciones de 2009. Los precandidatos disfrazados de coordinadores de brigada empezarán a trabajar con el objetivo de asegurarse su curul y se dedicarán al movimiento sólo en la medida en que los ayude a convertirse en diputados, lo más seguro es que se pongan el pie unos a otros y se den de em-pujones para salir en la foto.
Si tomamos en cuenta que hay una gran posibilidad de que, por el lodazal de su crisis interna entre otras cosas, el PRD reciba una paliza electoral en 2009, la lucha entre los suspirantes será más dura.

¿Un paro sin obreros?

Además de los vicios ya se-ñalados hay otro mucho mayor: la ausencia de los sindicatos y del resto de las organizaciones de izquierda que actúan en la política nacional. Es cierto que muchas están atrapadas en el sectarismo y el autismo y consi-deran la lucha contra la privati-zación como una lucha reformista y sin importancia.
Pero también es cierto que al Peje le ha faltado voluntad para atraer a organizaciones como la Asamblea Popular de los pueblos de Oaxaca (APPO) y a sindicatos como el de maestros, mineros y petroleros. Recientemente el Sin-dicato Mexicanos de Electricistas (SME) se sumó a una de las brigadas, ojala su incorporación vaya a fondo y no choque con el estilo de mando de Obrador y sus designados. La ausencia más notable es la del sindicato petrolero. Por supuesto que es un sindicato charro pero debe-mos pensar dos cosas: la primera es que dentro de él hay núcleos de obreros organizados que desde hace años se oponen al charrismo y que hay varios miles que no cuestionan a la dirección del sindicato pero se oponen a las medidas de Calderón; la segunda es que esta es, precisamente, la oportunidad de oro para democratizar el sin-dicato y hacer a un lado a sus dirigentes corruptos.
Si logramos involucrar a los obreros de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en la defensa del petróleo es muy posible que se animen a enfrentar a los buró-cratas que tienen por dirigentes y, con el respaldo de todo el movimiento, tendrían grandes posibilidades de triunfar.
La última medida del plan de acción de nuestro movimiento es el paro patriótico nacional pero pensar en un paro sin obreros es imposible. ¿Quiénes van a parar las empresas estratégicas del país sino los obreros que laboran en ellas? Si en verdad queremos hacer un paro y detener la privatización, no hay otro camino que incorporar a los trabajadores en nuestra lucha y centrar nuestra labor de propaganda en los centros de trabajo, la táctica de ir casa por casa ya no es suficiente para esta etapa de la lucha. El celo que desde siempre ha tenido Obrador a las orga-nizaciones de izquierda y, sobre todo, a las organizaciones de la clase obrera cada vez le sale más caro al movimiento.

¿México 1994 o Bolivia 2003?
¿Cuáles son los escenarios de largo plazo para nuestro país? La determinación de Obrador y el movimiento hace evidente que la reforma sólo podría pasar si desatan una represión de grandes magnitudes y aplastan definitiva-mente al movimiento y a la izquierda en general, lo que con-vertiría al régimen de Calderón en una dictadura abierta. Que esto no suceda depende de nuestra habilidad y organización.
Partiendo de que lograremos detener la privatización, hay dos caminos posibles. El primero es que justo cuando Calderón retire su propuesta, Obrador detenga el movimiento para regresar a una táctica de latencia y prepa-ración para las elecciones de 2012. El plan sería esperar el resto del sexenio y apostar todo a ganar la próxima elección. Nosotros consideramos que en tres años pueden pasar muchas cosas: puede que Los Chuchos impidan que Obrador sea el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y pongan a cualquiera en su lugar, pude que Obrador se salga del PRD pero no alcance a conso-lidar un nuevo partido o que le nieguen el registro, puede que Ebrard se vea envuelto en una jugarreta como el desafuero. También puede que se desborde la desesperación de los más pobres y nos veamos envueltos en un ambiente de violencia que aleje a la gente de las urnas o la haga votar llena de miedo por un gobierno de derecha pero capaz de “poner orden”, también puede suceder que el propio Estado monte mediante provo-caciones ese escenario de confrontación. Las elites econó-micas que gobiernan este país ya empiezan a prepara el regreso del Partido Revolucionario Institucional PRI a Los Pinos coneña Nieto. No importa cuánto se desgaste el Partido Acción Nacional (PAN), su candidato es el gobernador del Estado de México, por eso lo han cuidado para que no se meta en líos, para que llegue lo más limpio posible a las elecciones presidenciales. Si apostamos a ganar las elec-ciones de 2012 puede que nos suceda lo que en 1994.
La izquierda ganó las elecciones en 1988 pero, en lugar de desplegar un plan para derribar a Salinas, decidió esperar seis años, formar un nuevo partido, el Partido de la Revolución Demo-crática (PRD), y exigir reformas electorales, todo con la espe-ranza de ganar las siguientes elecciones. Pero en seis años pasan muchas cosas: el Partido de la Revolución Democrática (PRD) perdió desastrosamente las elecciones para diputados de 1991, fueron asesinados cientos de sus militantes, el levanta-miento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue aprovechado por Salinas para promover el voto del miedo. El resultado fue que en el 94 Zedillo ganó por la buena, sin fraudes. El error de la izquierda en ese momento fue pensar “si ganamos en 88, automáticamente gana-remos en 94”.
Las cosas no fueron así. Esperar hasta 2012 es arriesgarnos a que la oligarquía cambie de juego dejando que el Partido Acción Nacional (PAN) se hunda en el desprestigio e imponiendo en la Presidencia (con muchas o pocas dificultades, con fraude o sin fraude) al represor de los campesinos de Atenco, el gober-nador Peña Nieto.

El otro escenario se parecería a Bolivia en 2003. Ante la iniciativa de privatización del gas, los bolivianos respondieron con una lucha a muerte que se conoció mundialmente como la Guerra del Gas. Bloqueando todos los accesos a la ciudad de El Alto lograron frenar la venta de sus recursos pero no se detuvieron ahí, siguieron hasta derribar al presidente asesino Gonzalo Sánchez de Losada. Se formó un gobierno provisional y dos años después el líder indígena Evo Morales llegó a la presidencia en hombros del movimiento. Las fuerzas sociales se dieron cuenta de que si tenían la fuerza para impedir la venta del gas, también la tenían para tumbar al pre-sidente neoliberal y adelantar elecciones.
Frente a ese movimiento enor-me, la oligarquía no se atrevió a hacer fraude. El otro camino para nuestro movimiento es olvidarnos de 2012 y esforzarnos porque Calderón no terminé su mandato, concentrarnos en derrocarlo y adelantar elecciones o, de plano, formar, sin elecciones, un go-bierno popular presidido por Obrador. La lucha por el petróleo puede llevarnos a tirar al pelele.
Ambas rutas tienen sus riesgos y sus ventajas pero lo importante es que se habrirán espacios para discutirlas.
Además del debate nacional sobre el petróleo urge otro debate pero dentro de nuestro movimiento para que todos discutamos y decidamos los nuevos rumbos estratégicos que debemos seguir.

La contrarreforma

La filosofía política definió históricamente a la reforma como un proceso de cambios graduales para obtener mayor igualdad, bienestar y libertad.

por Antonio Soto.

Estamos metidos en medio de una discusión semántica ab-surda. La reforma es un proceso de cambios graduales para obte-ner mayor igualdad, bienestar y libertad y no lo que platea el gobierno de facto. La derecha neofranquista mexicana se apropió del contenido histórico del término para darle un sentido “progresista” a la contrarreforma más retrógrada a implantar en el país desde el advenimiento de la revolución industrial. La promue-ve para recortar los derechos ciudadanos y apropiarse de todas las fuentes de riquezas de nuestro país, como lo hizo el neoliberalismo en todo el mundo.
Los promotores de la contra-rreforma satanizan el rol del estado definiéndolo como de naturaleza corrupta, ineficiente y populista. Promueven su destruc-ción mediante el recorte del presupuesto y del derecho pú-blico, el despido de burócratas y el dramático recorte de los derechos laborales de los sobrevivientes, cooptando para esto “a la izquierda que necesita México” como la denominan sus socios mediáticos.

La derecha mexicana, eva-diendo de esta manera toda forma de control, aplica las políticas económicas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Y ya hemos conocido las consecuencias: las que pagó Argentina gracias al rol activo de Menem y de la “rela-ción carnal”, como el mismo la llamaba, que sostuvo con Es-tados Unidos. La corrupción política argentina y la apatía general de la población lo favorecieron. Cuando comenzó en Argentina la “destrucción creadora” y se aplicaron las “terapias de shock” recomen-dadas por el Fondo Monetario Internacional el resultado fue la destrucción, abundaron en shocks y estuvieron ausentes todas las terapias. El descuar-tizamiento del estado y la privatización de las empresas nacionales más rentables dejó al país a merced de las circuns-tancias.

En los tres sexenios pasados hemos transitado aquí por el mismo camino destructivo consolidado mediante un nuevo fraude electoral, un golpe de estado para terminar de imponer la contrarreforma. Se privatizaron la telefonía y los medios de omunicación. Se suprimieron los gravámenes que afectaban a las grandes empresas y fortunas, se impulsa la reducción de los impuestos a las multinacionales que se disputarán las reservas del Golfo de México si prospera la iniciativa de Calderón: la entrega de la renta generada a la nación por la explotación del petróleo.
Y la contrarreforma laboral está en espera mientras se sacrifica la salud de la población y se recorta el presupuesto destinado a la educación, privatizando en mayor o menor medida a ambas.

La contrarreforma neoliberal ya ha fracasado sin reportar daños ni victimas, sin analizar siquiera si generaba una sociedad mejor o una más injusta y desigual. No generó crecimiento económico estable y desde el sexenio de Salinas el Producto Bruto Interno ha descendido hasta ser uno de los más raquíticos de América Latina.

Tampoco alivió la situación de pobreza y marginación y ha recortado ferozmente el ingreso de los trabajadores, no abatió la inflación que solo se mantiene baja en los reportes a modo confeccionados por el propio gobierno. Y si esto aún fuera poco, desprestigió la democracia con dos fraudes electorales en los últimos veinte años, gene-rando un abstencionismo cre-ciente en cada nueva elección.

Lejos de traer progreso la política neoliberal aumentó la exclusión social, la pobreza y vulnerabilidad de la población. En los últimos sexenios ha redefinido los derechos ciudadano, educa-ción, salud, recreación desde una lógica mercantil. El estado y la sociedad son sus prisioneros, selectivamente elimina a los que no son aptos y dictamina a quien lo es y quién no con su misma lógica.
Lo que caracteriza a más de la mitad de la población que quedó fuera de juego es la desinte-gración social y la miseria. Esto no puede ser considerado el tránsito a una sociedad más justa sino el efecto social disolvente que las leyes del mercado han generando: una guerra social que conduce al exterminio de los pobres, que enfrenta a los pobres entre sí en lugar de combatir las causas que generan la pobreza. El paraíso neoliberal fue más bien el escenario para el surgi-miento de más despotismo económico y político en México.

La inversión privada de riesgo fue otra de sus mentiras im-placables. Se produjo, claro que se produjo, pero sin ningún riesgo. Apropiándose de los recursos naturales, la minería, o captando todos los monopolios estatales a su alcance como sucedió con Teléfonos de México (TELMEX), donde millones pagamos una de las tarifas más caras del mundo al segundo hombre más rico del planeta.
Según su propio discurso “la riqueza generará riqueza”. pero no lo hizo como un efecto multiplicador para el país y para su gente tal como argumentaba. La generó para Carlos Slim que ahora regala nuestro dinero en festivales y donaciones, con Shaquira y el hijo de La Rúa.
¿El apellido les resulta conocido? Es el hijo del ex presidente argen-tino que decretó el estado de sitio para sostener el proyecto neoliberal, él que tuvo que esca-par en helicóptero de la casa de gobierno cuando la gente indig-nada tomó las calles de Buenos Aires en diciembre de 2000 y no la dejó, cinco presidentes me-diante, hasta que la situación comenzara a cambiar.

La inversión privada, la que quiere obtener el monopolio del petróleo y de la gasolina para despacharse a gusto cuando millones de automovilistas tengan que pasar por las gaso-lineras. La que quiere controlar la producción de energía y lo que es peor: el cobro del suministro, donde nadie tendrá otra opción más que pagar la tarifa, la que se elevará a niveles inal-canzables para millones de mexicanos.
¿Y que pasará con el agua? Muchas administraciones muni-cipales ya han privatizado el suministro. El litro de agua embotellado ya cuesta igual o más que la gasolina. El apoyo dado a las europeas Suez y Vive-ndi para que realizaran el Foro Mundial del Agua en el Distrito Federal ¿de donde o de quién provino?. Sí, a la francesa Suez, a la que le fueran cancelados los contratos en Argentina y Bolivia por incumplimiento, la misma que había colocado los medi-dores del suministro y solo se dedicó a cobrarlo sin cumplir con nin-guna de las obras acordadas en el contrato. Ambas se fueron de allí sin protestar ni reclamar. Ahora están aquí.

Las fábricas, ¿en donde están las fábricas y los puestos de trabajo? Solo hemos visto como se han ido instalando en todo México las fábricas de la llamada industria de maquila. Ese capital, sin patria ni dios ni escrúpulos, que tanto maquila en barcos factorías que no tocan puerto para no cumplir las leyes sociales de ningún país o que emigra por el mundo instalándose en los países más pobres en donde las relaciones laborales son peores que la esclavitud y en donde, además son eximimidos de las cargas fiscales.
La industria de maquila instalada en Ciudad Juárez y otras ciu-dades de la frontera, ciudad en donde mueren las trabajadoras cuando procuran su salario de hambre. O en Puebla de los Ángeles, que ya no de Zaragoza a instancia del Partido Acción Nacional (PAN), donde el “gober precioso” secuestra a periodistas por mandato y protege a Camel Nasif, el rey de la mezclilla. O la industria instalada en Quintana Roo, el coto de caza del pere-dasta Succar Kuri, el amigo de Camel Nasif y de algunos em-presarios y políticos famosos. La contrarreforma sin duda sigue cosechando fracasos en todos los terrenos. La derrama de coñac en el despacho del go-bernador de Puebla nos ha alcanzado a todos, la derrama de riqueza no ha salpicado a nadie.

¿Cuál cambio?
El cambio democrático comen-zó a diluirse durante el sexenio de fox, que traicionó el sentido del voto aún antes del intento de desafuero de López Obrador, se consolidó con el fraude electoral del 2006 y con la entronización de un presidente espurio respal-dado por un sector de las Fuerzas Armadas y los señores del dinero. Los mismos que paralizaron a López Obrador durante la campaña electoral quién había capitalizado hasta ese momento el descontento generado por la aplicación del esquema económico neoliberal.

Esos días la clave fue la gran movilización popular. En el momento más álgido frenó el intento de fox por desaforarlo, también fue una gran lección para todos los militantes y acti-vista del campo popular: solo así se puede avanzar y no con acuer-dos palaciegos concretados con los enemigos de clase.
Pero ya en campaña López Obrador sepultó la posibilidad de ganar las elecciones al asumir la táctica de no moverse para tran-quilizar a la derecha apostando a la amnesia del conserva-dorismo y relegando los intereses de los de abajo. Esto hizo posible el fraude, solo una elección apretada podía facilitarlo, por la moderación del propio López Obrador, por su indefinición frente a los cambios que sin pau-sa se sucedían en América Latina. Esto le restó votos. Su tibieza, junto con la virulencia de la derecha neofranquista, men-tirosa, ferozmente agresiva y sin escrúpulos respaldada por la mafia española de la petrolera Repsol y de su alcahuete, Aznar.

Democracia y participación
Para salir de la crisis debemos analizar y entender los cambios operados en América del Sur, las movilizaciones populares que los hicieron posible, la diversidad de los modelos políticos, las formas que han adquirido los gobiernos y las relaciones de éstos con las fuerzas sociales que defendieron también la democracia aún burguesa en la mayoría de los casos. Muchos de estos gobier-nos han cortado los lazos que los ligaba al Fondo Monetario Internacional y a sus recetas recesivas. Fortalecieron al esta-do que con recursos puede afrontar la crisis del capitalismo.
Revirtieron las privatizaciones o han renegociado los contratos que favorecían al capital privado nacional e internacional. Rede-finieron las estrategias de intervención del estado en la vida económica y social propugnando mayor transparencia y control ciudadano mediante el plebiscito, el referéndum, la consulta popu-lar y la revocabilidad del mandato político. Asambleas Constituyen-tes y reformas políticas han perfeccionado las instituciones y las prácticas democráticas.
Se realizaron reformas adminis-trativas y se ha jerarquizado la administración pública para que los organismos de estado cum-plan con su tarea combatiendo la corrupción, emancipando la política del mercado que dejó de ser financiada por las empresas. Pero en casi todos se consolidó la democracia sin fraudes electorales con la movilización permanente de grandes sectores populares.

La democracia en América del Sur ha sido un punto de partida, pero para los pueblos del continente no es la meta.

La democracia fue conquistada con grandes movilizaciones y los pueblos aspiran a más y ésta estará en riesgo cuando las fuerzas sociales bajen la guardia, en tanto la economía no se democratice y no se reduzca la brecha entre las grandes fortunas y la masa empobrecida.
Y lo sabemos bien, histórica-mente la derecha ha roto el pacto democrático, incluso el acordado con los partidos tradicionales cuando estos se radicalizan por la presión de sus bases. Su naturaleza es esencialmente antidemocrática y recurrirá al golpe de estado cuando no le quede otra alternativa. Así pasó en Chile y Argentina en los años 70. Lo intentó en Venezuela, lo procura en Bolivia y Ecuador. La derecha lo rompió aquí con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) imponiéndose con un fraude.

La democracia con participación activa de la clase obrera y del pueblo solo puede evolucionar en el interés de los de los trabajadores, de los de abajo y en contra de los intereses oligár-quicos.
Se transformará inexorable-mente en revolucionaria cuando la movilización y la organización se conviertan permanentes y la puedan profundizar.
Cuando salga del ámbito repre-sentativo y se instale en el ámbito participativo solo puede concluir en cambios profundos que impli-quen el camino a una sociedad más justa y el fin de la explotación de los pueblos.
Es lo que debemos exigir aquí y ahora: la participación democrá-tica de todos los sectores representados en la Convención Nacional Democrática (CND), la participación democrática de los sectores sociales, individuos y organizaciones que participan en las Brigadas de Defensa del Petróleo y en todos los otros ámbitos donde exista participación popular.

El debate, una zanahoria envenenada

por Martín Moreno

La primera etapa de la lucha en contra de la privatización de Petróleos Mexicanos (PEMEX), en defensa de la soberanía y en contra de las agresiones impe-rialistas y de sus transnacionales ha sido una victoria. Es, sin embargo, una victoria parcial y a la defensiva.
El imperialismo y la burguesía nacional con sus partidos Partido de Acción Nacional (PAN) y Partido Revolucionario Institu-cional (PRI), no se han desistido e insisten en privatizar y rematar la joya de la corona de la riqueza nacional: el petróleo. Si logran su objetivo, después vendrá la privatización completa de la industria eléctrica, de todas las fuentes energéticas, del agua y de todos los recursos estraté-gicos y naturales. También el recorte de los derechos labo-rales. El secretario de Trabajo Lozano no ha podido ser más claro refiriéndose a la Ley Federal del Trabajo (LFT) : ‘No será tan problemática como el petróleo”.

Es indudable que los políticos del PRIAN no estaban dispuestos a debatir. El albazo fue frenado esa mañana en que al llegar al Senado fueron enfrentados por la brigada femenil 9 y la mixta numero 12, reforzada por traba-jadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), en las calles Cuba y el callejón del 57. Los legisladores priistas no pudieron entrar. No hubo quórum suficiente y el albazo quedó se-pultado. La victoria se logró tras ese enfrentamiento físico, reforzado por la toma perma-nente de la tribuna legislativa.

El debate es una zanahoria envenenada. Detrás se levanta la sombra del palo represor. No hubiera sido posible sin la movilización, incluso con las tribunas tomadas, situación que ellos han aprovechado para aprobar otras leyes, en forma ilegítima, en una cede alterna, sin representatividad. Y pretenden ahora tras un debate con mínima difusión de 71 días aprobar la privatización de PEMEX. ¿Qué significa el debate para las masas en acción? Aceptar el debate y desmovilizar a las brigadas no significa un paso adelante sino un retroceso.

Tras la última movilización que congregó a más de 500 mil asistentes no era necesario aceptar ninguna maniobra dila-toria y de desgaste como significa el debate. Se podía imponer la agenda y la correlación de fuerzas era favorable para el movimiento democrático. Todas las fuerzas se encontraban movilizadas. Ahora el problema es la lectura que sectores de activistas y las masas hacen de la desmovilización de las briga-das. Y la lectura del mitin y del propio discurso de Andrés Ma-nuel López Obrador (AMLO), donde no se planteó un plan de acción sino más bien de informa-ción y organización. Ninguna negociación que no tenga detrás una movilización de masas pue-de triunfar. Lo mismo es aplicable al caso de un debate o un Foro.

Tenemos un plan de infor-mación y de organización, no de lucha en sí. Es necesario combinar las dos cosas: la movilización con el debate, es decir la negociación.

La movilización no debe cesar, las acciones no deben descon-vocarse hasta que la victoria esté asegurada. Nos enfrentamos a una lucha desigual con el aparato de estado de la burguesía. Ellos controlan los medios de comu-nicación, controlan las dos cámaras legislativas y el aparato represivo de la policía y el Ejército. Ese es su terreno, esas son sus fuerzas.
La cuestión es que la lucha se ha trasladado de nuestro terreno, a calle y la movilización de masas, a su terreno, el parla-mento y el debate selectivo en unos pocos medios. Antes las masas teníamos la fuerza y el epicentro político se había tras-ladado del parlamento a la calle. El PRIAN no va a aceptar nunca un debate nacional abierto, en la TV ellos aparecen en público en horarios prime time. Su debate consiste en trasmitir las sesiones a través del Canal del Congreso y en 23 foros oficiales. El debate no es democrático, hay una abstención en la participación de la mayoría de la sociedad. El Canal del Congreso es de pago por cable, solo una minoría tiene acceso a su señal, en un país de 70 millones de pobres y millones de trabajadores con muy bajos salarios. Por tanto, pretenden que el debate no salga de la clase media. Incluso esos sectores, antiguo voto duro del PAN en 2000, han sufrido un desgaste. La clase media oscila. Se vio muchas mujeres de clase media en las brigadas con posturas radicalizadas. Esto hace entrar en pánico a la burguesía. De hecho, esta es la tercera condición que Lenin cita para caracterizar una situación como revolucionaria: las clases medias se radicalizan y van junto al proletariado cuando éste de-muestra organización, claridad, firmeza y liderazgo.

No cantar victoria.

Es correcto lo que planteó Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre ‘no cantar victoria’. La filtración de la conversación telefónica entre Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el Senador Navarrete muestra como piensa en términos de lucha contra una parte de su circulo, y no tan solo contra Nueva Izquierda (NI), dada a la conciliación y a la negociación a espaldas del pueblo. La cuestión es cómo mantener el nivel de movilización sin que exista una desmoralización o frustración. La clase media es sensible, estaba en los cercos en vez de estar desayunando en la Colonia Condesa. Y la clase obrera no podía aguantar el ritmo de gastar en pasaje todos los días, comer afuera y castigar su magra economía faltando al trabajo. ¿Que pasaría si en septiembre se aprobara la contrarreforma? Muchos trabajadores no podrían acudir con continuidad a la lucha o a los cercos porque ya habría quemado sus días de asueto o de salarios caídos y habrían sido despedidos.

El debate es una zanahoria envenenada. Detrás se levanta la sombra del palo represor. La estrategia de la derecha pretende desactivar la movilización ofensi-va, que cercó a los poderes legislativos y se convirtio en el verdadero poder que está en la calle, con las masas movilizadas, y no en los pasillos de las cáma-ras legislativas.
El debate hace que el movi-miento democrático pase de la ofensiva a la defensiva, a una ‘espera’. De la acción ofensiva a recibir información. Esto es un riesgo. Por lo pronto la próxima asamblea en el Zócalo se convo-ca para dentro de 2 meses, el domingo 29 de junio. Y el objetivo para entonces es pasar de organizar 100 mil a 200.000 brigadistas, visitando a 10 millo-nes de familias. Es un nivel de organización muy alto el que se requiere para que sea eficaz cuando ni el Partido de la Revolución Democrática (PRD) lo tiene, mucho menos ahora sumido en la crisis de sus elecciones internas.
En nuestro país no hay una organización que funcione sin una dirección y una directriz central. Las masas no asistirán al debate. Será un debate ‘co-mentado’, editorializado en el duopolio de la televisión privada. Los demás serán pequeños debates, como los organizados por el Sindicato Mexicano de electricista (SME) o la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a los que a lo sumo acudirán unos miles de asistentes y donde no se les planteará la organización perma-nente. Los debates no son otra cosa que un montaje temporal. Y lo que necesita el movimiento es organización, organización y más organización, una organi-zación permanente.

Un peligro claro se presentaría si la contrarreforma fuera apro-bada en agosto, o después, entonces sería más difícil echarla para atrás aunque se mantuviera la movilización de las brigadas. La fuerza necesaria de presión seria mayor, y ahí es impres-cindible el papel que pueda jugar una Huelga General política de 24 horas, como inicio sería absolutamente necesario.
Ahora la iniciativa ha pasado de nuestro campo a sus manos. El peligro es que el debate fomente la pasividad. Que pasemos de actores de la historia a meros espectadores. Esto en realidad, contra lo que pueda parecer formalmente, no ayuda al movimiento a formar más cuadros, tener más activistas, a crecer cualitativamente. Tampoco a construir una moral de victoria, incluso a incrementar su nivel de activismo. Lejos de concentrar las fuerzas, como se daba en el caso de las brigadas, ahora éstas se dispersan. Pequeños grupos sueltos contra los contingentes de miles donde se reunían todas las fuerzas, como el vapor en un pistón para generar movimiento.
En esta coyuntura es necesario fortalecer la organización. Crear cientos, miles de nuevos comités que no solamente sean de debate sino fundamentalmente de acción. Crear Comités de Acción, de lucha por todo el país, permanentes, que se reúnan regularmente. Esa es la tarea.

La entrada del movimiento obrero organizado es muy importante, como en el caso del Sindicato Mexicano de Electri-cistas (SME), que está enviando representantes por todo el país y creando Frentes Estatales en defensa de la energía.
El peligro a combatir ahora es que el enojo se transforme en frustración y confusión por no ver un plan de lucha decidido y claro que dé continuidad a los triunfos logrados hasta ahora. En ese sentido es necesario que el Frente Amplio Progresista (FAP) presente ya su propuesta ener-gética y no dejar también en este terreno la iniciativa a la reacción.

También existe un peligro en relación al Frente Electoral para 2012. El peligro, más allá de que en 2009 no se esperen buenos resultados para el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en conjunto, no es tanto que los trabajadores voten a la derecha como la abstención alta. La lucha es mucho más que unas elecciones pero tampoco puede ser menos que eso.

Debemos ver con claridad que no solo es una lucha por pre-servar el petróleo. Es necesario extender y coordinar todas las luchas. Luchar por el petróleo es luchar por la soberanía y por un empleo digno, contra la represión, por nuestro futuro y el de nuestros hijos, es luchar por el socialismo. Es necesario unir todas las luchas en una sola. Unir todas las acciones un gran Frente Único. En la unidad esta nuestra fuerza.

No hay que convertir a los foros en simples reuniones de dos o tres horas sino en foros para la organización y la acción.

Plantear que al acabar el foro la gente se apunte para formar tres o cuatro o más Comités de Acción o Comités de Lucha que se reúnan semanalmente para programar volanteadas y otras acciones.

Entonces, los Foros sí habrán servido de algo y no sólo para legitimar las maniobras y tácticas dilatorias de la reacción.
Es necesaria la más amplia campaña para realizar foros con diputados y senadores democrá-ticos, especialistas, en centros de trabajo, de estudio, delegación a delegación, colonia por colonia, parque por parque, por todo lo largo y ancho del país. Debemos golpear juntos contundente-mente el mismo día y a la misma hora.
Los ejes básicos de nuestra participación deben ser: coor-dinar las acciones; extender la lucha y fortalecer la organización.

La movilización no puede convertirse en una forma de presionr para generar un debate ‘justo’. No puede haber debate ‘justo’. Es una lucha desigual. Nuestra única ventaja consiste en que somos la mayoría de la sociedad. Esta fuerza muestra todo su poder en la movilización. Aún más, la movilización sólo puede darse con el fin claro de derribar al gobierno espurio y usurpador de Calderón y no para presionar en ningún ‘debate’. ‘Nosotros ganamos el debate pero ellos arrasan en la votación’ expresó muy acertadamente la senadora Yeidckol Polevnsky.

No podemos bajar la guardia. Intentarán tener periodos extra-ordinarios con cualquier excusa, comenzando porque les falta aprobar otras leyes y lo pondrán por excusa. El debate es, por lo pronto, su periodo extraordinario. No aceptarán el referéndum, referendo o consulta popular. La trampa es que pretenden que sea un ‘referendo mediático’. ¡Un referéndum mediático nunca se puede ganar! La declaración de que el objetivo del Frente Amplio Progresista (FAP) era ganar el debate es un sinsentido. Aún en ese caso no sirve de nada para echar abajo los planes de la reacción. No pudieron dar un albazo. Ahora lo que pretenden es un agostazo.

Lo que está realmente a discusión no es un movimiento electoral ni en el 2009, ni exclusi-vamente en el 2012 sino el futuro del país desde el punto de vista de la mayoría oprimida. No podemos esperar a 2012.
Debemos agrupar las fuerzas para derribar a Calderón. Lo que sucede hoy es que hay un nivel de conciencia del que la gente no regresa atrás. Y amplias capas ya no se van a su casa frustradas como sucedió en 1988. Nuestra consigna en el frente electoral sigue siendo:’Ni un voto al PRI ni al PAN’. El debate es un lavado de cara, un intento de legitimar su maniobra aprobada de ante-mano en lo oscurito.
En lo que resta de 2008 nos enfrentamos a dos escenarios: uno hasta el 23 de julio, día del último debate oficial y otro a partir de agosto con un nuevo embate para aprobar la contrarreforma.

En Venezuela, Hugo Chávez pudo hacer lo que ha hecho en el gobierno para beneficio de la mayoría empobrecida porque tiene el petróleo bajo control estatal y una inversión pública de carácter social, a pesar de la formidable presión y represión del imperialismo de Estados Unidos, golpe de Estado incluido. ¿Alguien imagina un gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sin petróleo, es decir, con PEMEX privatizado de facto? Sin petróleo o sin programas sociales como las misiones, el golpe de Estado de abril de 2002 en Venezuela posiblemente hubiera triunfado.
Igual que en Venezuela, en México, sin petróleo, y sin maíz ni fríjol, no hay país. México se encuentra, no a 10 mil kilómetros de distancia, sino compartiendo miles de kilómetros de frontera con la potencia imperialista más relevante de la historia.

Las masas están dispuestas a luchar hasta el final. En su horizonte solo existe la victoria. No puede haber ningún otro objetivo en esta lucha.
Nos jugamos el futuro del país. ¡Que siga la movilización y las acciones, son nuestro terreno, la única esperanza de victoria!=


¡Ninguna confianza en el PRIAN!

¡Ninguna confianza en el debate!

¡En el debate ganamos, en la votación perdemos!

¡Todo el poder al pueblo!

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