Allana el ejército medios que dan espacio a acciones de la resistencia


La Jornada
Arturo Cano
Enviado

Tegucigalpa, 28 de septiembre. El gobierno de facto de Honduras parece querer dar marcha atrás, más por presiones internas que externas, al estado de sitio que decretó apenas ayer. Mientras tanto, comienza la jornada muy temprano, con el allanamiento a la estación Radio Globo y del canal de televisión Cholusat sur. Antes de que amanezca, policías y militares ocupan las sedes de los dos medios, los únicos con cobertura nacional que daban espacio a las acciones y proclamas de la resistencia.

La noticia corre rápidamente en los celulares de los periodistas extranjeros. Los primeros en llegar son dos reporteros de la filial guatemalteca de Televisa. Terminan golpeados por los policías y sin cámara. Los siguientes equipos son obligados a guardar sus lentes, bajo la amenaza del tolete. En el transcurso del día, la tensión disminuye. Otros periodistas llegan a tomar fotos y lo hacen sin problemas. Los que no se aparecen, sino en pequeños piquetes, son los zelayistas, que en otras ocasiones habían acudido incluso a hacer plantones "en defensa de Radio Globo" a las afueras de la emisora.

El vocero de la policía, Orlin Cerrato, explica que se cumple una orden con base en el decreto que prohíbe "emitir publicación por cualquier medio hablado, escrito o televisado, que ofendan la dignidad humana, a los funcionarios públicos, o atenten contra la ley, y las resoluciones gubernamentales; o de cualquier modo atenten contra la paz y el orden público".

Además de cerrar medios, el decreto autoriza al ejército y la policía a dispersar manifestaciones y detener a quien sea sin orden de aprehensión. Logra su objetivo: la "batalla final" convocada por el presidente Manuel Zelaya desde la embajada de Brasil se pospone.

Micheletti publica el decreto el sábado, aunque había sido aprobado por su consejo de ministros el pasado martes 22, un día después de la llegada de Zelaya. Y hasta el momento no lo ha enviado al Congreso, que puede aprobarlo, modificarlo o rechazarlo.

El rechazo al decreto no proviene sólo de Zelaya y la resistencia. Políticos y medios que han aplaudido el golpe lo ven con malos ojos. Una comisión de diputados, encabezados por Alfredo Saavedra, presidente del Congreso, acude a ver al presidente de facto.

La relección de Micheletti

Formalmente, la preocupación es que la suspensión de garantías individuales afecte el "libre desarrollo" de las campañas electorales, como si no estuvieran ya afectadas por la crisis política que lleva tres meses (los candidatos se la han pasado suspendiendo sus actos de proselitismo y acudiendo a una reunión tras otra en su afán de "buscar el diálogo", hasta ahora acciones estériles).

Sin embargo, en el decreto de Micheletti muchos ven otra cosa: "La intención de los golpistas de continuar en el poder más allá de las elecciones generales", dice el dirigente sindical Israel Salinas, en medio de la ratonera, es decir, de la calle frente a la Universidad Pedagógica donde los zelayistas son encerrados por policías antimotines.

No es un temor exclusivo de los izquierdistas del Frente de Resistencia. "Estado de sitio. Medida afecta la libertad de expresión", cabecea el muy golpista periódico El Heraldo.

La Tribuna, propiedad del ex presidente Carlos Flores Facussé, es más claridoso: "Tanto que hablan de Hugo Chávez y aquí ya estamos igual o peor".

Flores es muy influyente en el Partido Liberal y su hija, Lizzy Flores, es vicepresidenta del Congreso. En el periódico de la familia hay una columna habitualmente dedicada a golpear a Zelaya y los suyos, pero este día denuncia que en la televisión oficial "una conductora le ha ordenado a una nueva presentadora que diga que si el 27 de enero no hay presidente electo, que Micheletti se quede por dos años más".

El diario también recuerda que José Manuel Zelaya fue duramente criticado por quienes están en el gobierno, por el decreto de la consulta del 28 de junio, quienes ahora hacen lo mismo: gobernar a decretazos.

Aparece el peine, pero el decreto se queda en suspenso.

Claro, después de la reunión con los diputados Micheletti ofrece reunir a sus ministros para analizar la situación y, "si es necesario", "derogar" el decreto que ellos mismo emitieron.

Por supuesto que la derogación no sería inmediata, porque Micheletti también dice que va "a consultar con la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral, incluso con los candidatos presidenciales para tener un diálogo y así tomar la decisión más importante, de derogar ese decreto en el momento más oportuno, para que haya paz y tranquilidad".

La "consulta" deriva, dicen analistas locales, de que a Micheletti probablemente no le salían las cuentas. El domingo, el embajador de Estados Unidos, Hugo Llorens, recibió en su casa a los cuatro candidatos presidenciales que están con el golpe (además de a Carlos Flores Facussé, empresarios y Víctor Meza, ex ministro de Gobernación de Zelaya). Al salir de esa reunión, Porfirio Lobo, candidato del Partido Nacional (PN) a la presidencia –y seguro ganador, según algunos– se manifestó contra el decreto porque, dijo, "daña la imagen del país y la economía nacional".

El PN cuenta con 52 de los 128 diputados del Congreso Nacional. Sumados a una veintena de liberales y a los seis del partido Unificación Democrática (UD) podrían atajar la aprobación del multicitado decreto.

"Si Lobo cumpliera su palabra, el decreto se quedaría sin respaldo político", dice el diputado de UD, Marvin Ponce, aún con el brazo derecho en cabestrillo, luego de que se lo rompieran a macanazos el pasado 14 de agosto.

Marcha en fila india

El "decreto ejecutivo", que según los golpistas busca detener la "insurrección" y "garantizar la seguridad de la población", no tiene efecto inmediato.

Durante el día, el gobierno repite una y otra vez, frente a los rumores, que aún no se decide la hora del toque de queda y que la única fuente autorizada para informar el horario de guardarse es la "cadena de radio y televisión".

En la Casa Presidencial y en los alrededores de la embajada de Brasil se refuerza la presencia militar: hay diez camiones del ejército en la explanada del sitio donde despacha Micheletti y otros tantos donde se refugia Zelaya.

Antes de que los zelayistas lleguen a su punto habitual de reunión, la calle frente a la Universidad Pedagógica, ya los esperan dos centenares de antimotines. La asistencia es pobre. Pero, con todo, varias decenas de personas se tiran frente al camión lanza agua al grito de "¿Cuál es la ruta? Sacar a ese hijo (d)e puta".

En lugar de las noticias, en el Canal 36 hay barras de colores, y en la frecuencia de Radio Globo, nada. Los zelayistas han perdido su voz, simple y llanamente. Ambos medios fueron sacados del aire con el golpe de Estado, pero luego de unas horas recobraron sus señales. Desde entonces se convirtieron no sólo en espacios de denuncia, sino en los vehículos para dar a conocer las convocatorias de la resistencia, la información que se silencia en todos los demás medios y en el espacio para los continuos mensajes de Zelaya.

De modo que no hay dónde los seguidores de Zelaya se enteren del mensaje de los dirigentes de la resistencia que rechazan el "decreto ejecutivo", se solidarizan con los medios clausurados y exhortan a los marchistas a "no dejarse atemorizar".

Tras una breve negociación con la policía, los zelayistas deciden permanecer en la calle. No intentar una marcha hacia el centro de la ciudad es la condición que les ponen para no reprimirlos.

En horas de la tarde, la policía les autoriza caminar, uno tras otro, hacia la sede del sindicato de bebidas y similares, de donde parten al entierro de la joven Wendy Ávila. Así, en fila india, cumplen su objetivo de "no dejarnos encerrar como cangrejos en nuestras casas", como dice el líder Juan Barahona.

En ese tenso escenario, el dirigente campesino Rafael Alegría se permite la broma de invitar a la prensa extranjera "a compartir los gases lacrimógenos con nosotros".

Zafarrancho en el Congreso

El conductor de una estación radiofónica afin al gobierno acepta que él no pone al aire todos los mensajes "porque estamos en un estado de excepción y no nos vamos a arriesgar". Acto seguido, critica a la emisora Radio Globo, sin nombrarla, "porque desde ahí se llamaba a la gente a llevar a las manifestaciones piedras, palos, machetes y hasta metralletas".

Se consulta a reporteros que llevan meses en estas tierras y nadie recuerda tal convocatoria.

En todo caso, el conductor sólo se pliega a la línea del presidente de facto Roberto Micheletti, quien asegura que los medios cerrados "estaban incitando a la violencia, a la guerrilla y a un montón de cosas que nos tenían superpreocupados".

Generoso, ofrece que una vez concluida la vigencia del decreto, los dueños de los medios arreglen el asunto en tribunales.

Después debe de haber ido a celebrar que el representante alterno de Washington ante la Organización de Estados Americanos, Lewis Amselem, haya calificado el retorno de Zelaya de "irresponsable e idiota", según la agencia Afp, pese a que cuando el hondureño llegó a la embajada de Brasil, su jefa, Hillary Clinton dijera que era una "oportunidad" para encontrar la salida.

En su felicidad, Micheletti muestra que sabe poner la otra mejilla, pues le manda al presidente Luiz Inacio Lula da Silva "un fuerte abrazo con el cariño y el respeto que siempre le tenemos a todos los países del mundo".

Apenas hace unos días, Lula dijo que no respondería a "las estupideces de un golpista".

El abrazo no es extensivo a los periodistas extranjeros, impedidos para ingresar a la sesión del Congreso Nacional.

Un grupo de diputados baja del edificio para hablar con los soldados como telón de fondo.

Son los diputados de UD, que regresan por vez primera desde el golpe de Estado, y la legisladora Argentina Valle, una de las liberales que permanecieron fieles a Zelaya.

César Ham, diputado y también candidato presidencial de UD, informa que acaban de proponer un decreto para echar abajo el de Micheletti, con un aderezo: proponen que los militares sean "recluidos en sus unidades de manera inmediata".

Apenas regresan los diputados a la sesión cuando se arma un zafarrancho. Un grupo de inspectores de vía pública quita sus mercancías a varias mujeres que venden chicles y cigarros en la calle. Las mujeres se defienden, agarran a trompadas a los inspectores, con la ayuda de sus hijos, ninguno de los cuales llega a los diez años. Son bravas. Los persiguen hasta la bocacalle. Uno de los inspectores, de nombre Manuel, saca una pistola y encañona a un niño de ocho años. Luego corre. Los policías y los soldados que cuidan el Congreso ni se meten. La mamá, Karen, suelta su coraje, sus chicles tirados en la banqueta: “Desde el 28 de junio ando rebuscándome la vida aquí, porque ningún político le da de comer a mis tres hijos. A mí, ni Mel ni Micheletti me ayudan”.

Histórica resolución de la OEA deroga sanción que expulsó a Cuba en 1962



-Cancilleres se congratulan; el hermano pueblo cubano ha sido desagraviado, dice Honduras

Afp, Dpa y Reuters

San Pedro Sula, 3 de junio. La Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó hoy por aclamación derogar la sanción que en 1962 excluyó a Cuba del organismo, y señala que la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del gobierno cubano y de conformidad con las prácticas, propósitos y principios del bloque hemisférico.

Tras ser adoptada la resolución con el apoyo de los 34 países de la OEA, incluido Estados Unidos, el embajador hondureño ante el organismo, Carlos Sosa, afirmó que nadie tuvo que ceder para alcanzar este consenso, que dejó sin efecto la resolución del 31 de enero de 1962 aprobada en Punta del Este, Uruguay, cuando por presiones de Washington se expulsó al país caribeño.

La canciller hondureña y presidenta de la Asamblea, Patricia Rodas, leyó la breve resolución, que en su primer artículo deroga la sanción de hace 47 años. En su segundo artículo señala que la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y los principios de la OEA, condición impuesta por Estados Unidos para su aprobación.

Rodas, en medio de aplausos, comentó que hemos comenzado a construir una nueva historia. El hermano pueblo de Cuba ha sido desagraviado. En términos similares se manifestó el canciller ecuatoriano, Fander Falconi, quien señaló que se trata de la abolición de los temas que excluyeron a Cuba y que la resolución no involucra ningún tipo de condicionamiento para su retorno.

El texto de la nueva resolución dice que está guiada por los propósitos y los principios establecidos de la OEA contenidos en la Carta de la organización, y en sus instrumentos fundamentales relacionados con la seguridad, la democracia, la autodeterminación, la no intervención, los derechos humanos y el desarrollo, y como resultado de la apertura y el diálogo de la reciente quinta Cumbre de las Américas en Puerto España.

Prácticamente todos los cancilleres que sacaron adelante la resolución se congratularon y la calificaron de histórica, además de considerar que ayudará al diálogo entre Washington y La Habana, mientras que el presidente hondureño, Manuel Zelaya, proclamó que “la guerra fría ha terminado este día en San Pedro Sula”.

El subsecretario estadunidense de Estado para Asuntos de América Latina, Thomas Shannon, presente en la reunión de la OEA, afirmó que el presidente Barack Obama ha dado señales del mayor cambio hacia Cuba en las últimas décadas. Dijo que por ello se logró esta histórica resolución, y que con este apoyo de su gobierno se busca un nuevo comienzo en las relaciones con la isla.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, desde Washington emitió un comunicado en el que al comentar la resolución de la OEA puntualizó que el retorno de Cuba al organismo regional será efectivamente posible si su participación reúne sus objetivos y principios, incluidos la democracia y los derechos humanos.

El vocero del Departamento de Estado, Robert Wood, confirmó abiertamente que el reingreso de Cuba a la OEA está condicionado al respeto a los principios democráticos y de los derechos humanos, y que Estados Unidos trabajó incansablemente para defender nuestros principios básicos y convencer a países de toda la región para que apoyaran una posición que dejara claro lo anterior.

Desde Caracas el presidente venezolano, Hugo Chávez calificó de gran victoria la resolución en favor de Cuba, y dijo haber mantenido contacto con sus pares de Nicaragua y Honduras, y con Fidel Castro.

A su vez,el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva festejó como una victoria del pueblo latinoamericano.

Daniel Ortega, mandatario de Nicaragua presente en la reunión de San Pedro Sula, apuntó que la derogación de la sanción a Cuba no significa que la mancha de la historia haya sido borrada, porque Estados Unidos mantiene el bloqueo económico y que ahora el siguiente paso es terminar con esa medida. Admitió que los nuevos aires en Washington han permitido esta resolución.

¿Qué hacer con la OEA?



Atilio A. Borón
Rebelión


Las organizaciones -y las burocracias internacionales todavía más- se resisten tercamente a morir. Aunque hayan cumplido su ciclo y perduren como ruinosas huellas de un pasado que ya nunca volverá siempre tendrán ingeniosos defensores que urdirán los más intrincados razonamientos para postergar indefinidamente su inevitable ocaso. En este sentido la próxima reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de los países miembros de la OEA en San Pedro Sula, Honduras, está planteando la pregunta incorrecta, a saber: ¿debe o no Cuba volver a la OEA, y si vuelve, bajo cuáles condiciones? En realidad lo que hay que preguntarse es si existe alguna razón en virtud de la cual la OEA merece seguir existiendo. Y cuando se plantea esta pregunta, que es la correcta, la respuesta es inequívoca: No. No hay ninguna razón que justifique la continuidad de la OEA.

No sólo Cuba no tiene nada que hacer en la OEA. Tampoco los demás países de América Latina y el Caribe. Esta organización reflejó un (largo) momento de total hegemonía de Estados Unidos en el sistema interamericano. La OEA fue la expresión, en el plano de los organismos internacionales, de ese período histórico ya concluido en el cual Washington mandaba y los demás acataban, como lo demostró la ignominiosa expulsión de Cuba ordenada por la Casa Blanca en ocasión de la octava cumbre reunida en Punta del Este, Uruguay, el 31 de Enero de 1962. Como el imperialismo había sido derrotado en Playa Girón, el 16 de Abril de 1961, la represalia fue declarar el ostracismo de Cuba, su total aislamiento, con la vana esperanza de que abrumada por tamaño infortunio la Revolución plegaría sus banderas y se entregaría mansamente a sus enemigos. Se equivocaron de medio a medio.

Hay un paralelismo inevitable entre la malograda Sociedad de las Naciones y la OEA. La SN, fundada como resultado del Tratado de Versailles al finalizar la Primera Guerra Mundial tenía por objeto promover los llamados “derechos del hombre”, prevenir el estallido de nuevas guerras, fomentar la seguridad colectiva y resolver las controversias internacionales mediante la negociación y la diplomacia. Su manifiesta incapacidad para cumplir con tales propósitos provocó, a mediados de los años treintas, su progresiva obsolescencia al compás de la expansión del fascismo en Europa y, sobre todo, de la arrolladora marcha del ejército Nazi ante la cual la SN no hizo otra cosa que lamentarse. La OEA, por su parte, declara que su misión no es otra que la de ser un foro adecuado para facilitar el diálogo multilateral y la toma de decisiones dentro del sistema interamericano, fortalecer la paz y la seguridad, consolidar la democracia , promover los derechos humanos , apoyar el desarrollo social y económico y promover el desarrollo sostenible en todo el ámbito americano. No obstante, sus bellas intenciones se vieron invariablemente frustradas porque antes que nada la OEA fue, desde su nacimiento, un instrumento del imperialismo norteamericano y todos aquellos loables objetivos quedaban invariablemente supeditados al interés de la potencia hegemónica. Consolidar la democracia sí, pero siempre y cuando los gobiernos democráticos no amenazaran los intereses de Estados Unidos. Fortalecer la paz y la seguridad sí, pero si hay gobiernos díscolos que desafían al poder imperial invasiones como las de Playa Girón, Santo Domingo, Panamá o Granada se tornan perfectamente justificables.

El sometimiento y control de las naciones al Sur del Río Grande fue un imperativo estratégico de Estados Unidos desde fechas tan tempranas como 1823, cuando el Presidente James Monroe formulara la doctrina que lleva su nombre: “América para los (norte) americanos”. En línea con esta directiva estratégica Washington promovió la realización, en 1890, de la Primera Conferencia Interamericana , misma que fuera brillantemente cubierta por José Martí en su carácter de corresponsal del diario La Nación de Buenos Aires. [1] Dicha conferencia instituyó una Secretaría Permanente que, en 1910, se convertiría en la Unión Panamericana. Habría de ser en Bogotá, el 30 de Abril de 1948, cuando esta institución diera nacimiento a la OEA en medio de las enormes convulsiones desencadenadas por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el popular líder del partido Liberal colombiano perpetrado pocas semanas antes. No es un dato menor que desde 1890 hasta la fecha de la creación de la OEA todos los directores de este organismo “interamericano” hayan sido ciudadanos estadounidenses y que, una vez constituida la OEA, ningún Secretario General fuese designado sin la explícita aprobación de la Casa Blanca que ejercía en los hechos un poder (para nada discreto o disimulado) de veto.

A partir de su creación la OEA se destacó por su incondicional sumisión a los intereses norteamericanos y a las directivas emanadas desde Washington, transmitidas ora directamente, ora a través de voceros reclutados entre los colonizados más hábiles en las artes de la demagogia y la manipulación de sus pares. La sola enumeración de sus actos, complicidades y claudicaciones desde 1948 hasta nuestros días prolongaría extraordinariamente este artículo. La OEA condonó invasiones, asesinatos políticos, golpes de estado y campañas de desestabilización contra gobiernos democráticos. Fue ciega, sorda y muda ante las atrocidades del “terrorismo de estado” enseñoreado en la región en la década de los setentas y cuando motivada por un clamor y una protesta generalizadas se decidió a actuar lo hizo tardía y tibiamente. El TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, según el cual cualquier “ ataque armado por cualquier Estado contra un Estado Americano será considerado como un ataque contra todos los Estados Americanos” demostró escandalosamente su hipocresía y falsedad cuando el Reino Unido recuperó por la fuerza el control de las Islas Malvinas ante la indiferencia de la OEA. Y cuando en Mayo del 2008 estalló la crisis en Bolivia y los caciques de la “media luna” querían derrocar a Evo Morales -y, eventualmente, crear una república independiente- el conflicto fue rápidamente solucionado mediante la intervención de los países de América Latina en el marco de la UNASUR y sin que la OEA jugara papel alguno.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tal vez lo más rescatable de la OEA, está de todos modos sujeta a la preponderante influencia de Estados Unidos y sólo puede formular recomendaciones ante denuncias relativas a violaciones a los derechos humanos. La Comisión lo hizo en relación a numerosas violaciones a los derechos humanos cometidas por los Estados Unidos sin que la Casa Blanca se molestara siquiera en tomar nota del mensaje emitido por un órgano de una institución, la OEA, a la que pertenece desde su fundación. Y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, creada a partir del Pacto de San José de Costa Rica en 1979, que sí tiene capacidad para emitir sentencias, no tiene competencia sobre todos los países miembros de la OEA. Canadá no suscribió el Pacto y tampoco lo hizo Estados Unidos, que de esta manera se automargina de la jurisdicción de la Corte haciendo que cualquier violación a los derechos humanos cometida por este país no sea punible por la Corte. [2] De hecho la OEA ha permanecido asombrosamente inactiva frente al torrente de denuncias formuladas en contra de Washington por las atrocidades cometidas en Abu Ghraib y Guantánamo, los “vuelos de la muerte”, la legalización de la tortura y los asesinatos y agresiones cometidos por fuerzas estadounidenses a lo largo y a lo ancho del planeta.

En función de tales antecedentes, y teniendo en cuenta además, como si lo anterior no fuera suficiente, que aproximadamente las dos terceras partes de los fondos con que funciona la OEA son suministrados por el gobierno de Estados Unidos (con lo que esto significa en términos de condicionamiento político) ¿qué sentido tiene promover el retorno de Cuba a una institución tan desprestigiada como esa? [3] El futuro no está en la OEA sino en la creación de otro tipo de organizaciones internacionales que reflejen adecuadamente los intereses de la región. De hecho el ALBA es una de ellas, la UNASUR es otra: pese a sus diferencias son iniciativas que expresan la realidad actual de una creciente reafirmación de la autodeterminación nacional frente a las exacciones e imposiciones del imperialismo y una conciencia emancipadora continental cada vez más clara. Reflejan la histórica derrota del ALCA en Mar del Plata en 2005; la inconmovible consolidación de la Revolución Cubana; la profundización de las transformaciones sociales, económicas y políticas en marcha en Venezuela, Bolivia y Ecuador y, a paso más lento (y a veces titubeante) en otros países de la región; y la toma de conciencia de que asistimos a la irreversible decadencia de la hegemonía norteamericana en el mundo y, sobre todo, en Nuestra América. Por eso la OEA es una institución anacrónica: representa una correlación de fuerzas internacionales que ya se ha disuelto mientras que el ALBA y el UNASUR expresan el nuevo mundo que está surgiendo de nuestras entrañas. Un mundo que reclama a los gritos proyectos tendientes a fortalecer económica y políticamente a las naciones latinoamericanas y caribeñas como el Banco del Sur, Telesur, Petrosur, Petrocaribe, el Gasoducto del Sur y otros. Sostener a la OEA es una operación no sólo inútil sino además costosa para nuestros pueblos, que podrían reorientar los recursos destinados al sostenimiento de esa organización al combate a la pobreza. Lo que corresponde, por lo tanto, no es librar una batalla para asegurar el reingreso de Cuba a la OEA sino organizar una sencilla ceremonia fúnebre en donde se le brinde una piadosa sepultura, pero sin honores porque por su historia no los merece.

Notas

[1] Una selección de esos escritos se encuentra en la recopilación de textos de José Martí que lleva por título América para la humanidad (La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2001)

[2] De hecho, Estados Unidos prácticamente no ha suscripto ningún tratado internacional bajo el argumento de que tal cosa lesionaría irreparablemente su soberanía. Para un examen de este asunto ver Atilio A. Boron y Andrea Vlahusic, El lado oscuro del imperio. La violación de los derechos humanos por los Estados Unidos (Caracas: Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, 2009), pp.49-55. Por eso, entre otras razones, Washington no sólo no ha ratificado el Estatuto de Roma sino que ha activamente boycoteado a la Corte Penal Internacional y su misión de perseguir y juzgar a quienes hayan cometido crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidio.

[3] El Senador demócrata Roberto Mel Menéndez ha amenazado con promover una ley en el Senado norteamericano mediante la cual se suspendería el apoyo financiero a la OEA en caso de que la reunión de San Pedro Sula llegara a aprobar el reingreso de Cuba a dicha organización. Menéndez es un tradicional representante y vocero de la poderosa mafia enquistada en el exilio cubano en Miami.

Atilio A. Borón es Director del PLED, Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales Corrientes, Buenos Aires (Argentina)

Identidad en América Latina


Fernando Báez
Rebelion.org
¿Qué es lo verdaderamente latinoamericano? Esta pregunta interesaba ya a Simón Bolívar, y su testimonio de dudas lo expresó en la llamada Carta de Jamaica de 1815: “Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares; nuevos en casi todas las artes y ciencias, aunque en cierto modo viejos en los usos de la sociedad civil. Yo considero el estado actual de América, como cuando desplomado el imperio romano cada desmembración formó un sistema político, conforme a sus intereses y situación, o siguiendo la ambición particular de algunos jefes, familias o corporaciones, con esta notable diferencia, que aquellos miembros dispersos volvían a restablecer sus antiguas naciones con las alteraciones que exigían las cosas o los sucesos; mas nosotros, que apenas conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue, y que por otra parte no somos indios, ni europeos, sino una especie mezcla entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles; en suma, siendo nosotros americanos por nacimiento, y nuestros derechos los de Europa, tenemos que disputar a éstos a los del país, y que mantenernos en él contra la invasión de los invasores; así nos hallemos en el caso más extraordinario y complicado.” [1]

La sensación inexpugnable y reafirmante de fracaso ante el enigma de la identidad cultural de América Latina fue considerado a partir de categorías como raza y nación en el siglo XIX, por decir, y conviene señalar que desde entonces no ha habido método, teoría, hipótesis o conjetura que no se haya presentado como solución al problema. No se ha insistido lo suficiente en que el problema mismo es toda la solución que nos corresponde. La nostalgia exacerbada por la identidad es un fenómeno humano bastante extraño; no es un instinto, pero es un mecanismo que hace de la cultura un instrumento problemático de autopreservación. Sin la singularidad inquisitiva que otorga la identidad, no hay lealtad ni compromiso cultural.

Los pueblos de América Latina, sin excepción, han reafirmado una identidad emergente subsidiaria, pero para poder comprender el poder que ha tenido la rememoración como marco de acción colectiva, no se ha considerado realmente que sin memoria, la identidad es una ilusión. Somos lo que somos por lo que recordamos que somos, pero recordamos también por lo que somos. Híbridos, mestizos, heterogéneos: estas propuestas conciernen primero no a los fenómenos inmediatos, sino al registro total de la memoria.

Pregunto de nuevo: ¿Cuál es la identidad de América Latina? Y respondo: Lo que dice su memoria, no lo que prueban sus olvidos.

Hay una memoria genética que fundamenta los orígenes biológicos y seis memorias culturales sustantivas que operan para conjugar esta multiidentidad: 1)Una memoria conflictiva común gestada en la relación de conquista, expolio, esclavitud y genocidio antiguo y contemporáneo; 2) Una memoria indígena geomítica y ecológica; 3) Una memoria africana de transfiguración rítmica; 4)Una memoria hegemónica occidental: sistema religioso, sistema económico, sistema filosófico-ético, con tendencia ecocida; 5)Una memoria periférica de salvación y resistencia, que justifica cíclicamente la rebelión permanente y la revolución; 6)Una memoria negada del olvido, en la que se reprime la existencia de dolor por un pasado traumático. La multiidentidad latinoamericana ha consistido, como lo supo comprender Rodolfo Kusch al apreciar la cultura quechua [2] , en una memoria de “estar o no estar” más que de “ser o no ser”: una dialéctica en la que la identidad actual se adquirió por memoricidio e implantación.

En el caso latinoamericano, se trata de una identidad fractal: un algoritmo social que se autorefiere a sí mismo, pero con dimensiones que repiten la estructura inicial de violencia. Como ha escrito Raúl Dorra: “La América ibérica aprendió a preocuparse por su identidad y siguiendo la vía de esa preocupación aprendió el temor a la dependencia cultural. Por lo tanto, responder al problema -o al reto- de la identidad significó sustraerse y defenderse de quien le había enseñando a formulárselo. Situada en la periferia de la cultura occidental, es decir en los márgenes de Europa, la América ibérica encontró que su búsqueda de identidad no había de ser expansiva sino defensiva, no había de seguir un itinerario de semejanzas sino de diferencias. Debía mostrar en qué no era europea y formarse a partir de dicha negación, debía moverse entre la prohibición y el rechazo” [3] .

La identidad latinoamericana es más sencilla de reconocer que de definir porque América Latina nunca se ha definido como centro sino como periferia. Sus principios constitutivos deben considerar con prudencia las identidades primarias totales y excluyentes, con el déficit de tolerancia que ha distinguido la acción pública, formuladas por políticos e intelectuales que manifiestan con más fervor los valores con los que le gustaría identificarse que lo que es realmente el problema tratado. Se trata de partir de una identidad polifónica, no basada tanto en la nostalgia o en el narcisismo de la confrontación, sino en las prioridades de los modelos de gestión de la memoria común.

En la multiidentidad, las experiencias históricas compartidas constituyeron el patrimonio ineludible de relación: etapa aborigen, junto a los procesos de conquista, esclavitud, colonización, emancipación, dictadura, imperialismo, revolución, democratización. En cada transición, no ha sido el ensimismamiento sino la interacción o predominio de las memorias culturales lo que ha proporcionado la configuración de la región. No es la unidad absoluta sino la extensión dimensional de la diversidad de memorias la que respalda este modelo de identificación latinoamericano. La memoria mutilada actúa en la identidad latinoamericana como el síntoma que puede evidenciarse en las personas que sufren la amputación de un brazo o una pierna y durante años llegan a sentir incluso frío o calor, incluso dolor, en el miembro perdido.

La discusión sobre América Latina no puede desconocer, por lo demás, que no es un debate estéril, pues en todas partes del mundo se discute sobre este asunto, especialmente en Europa. Un síntoma del cambio se refleja en la anécdota de Borges, quien visitó Venecia para conversar sobre la identidad cultural europea y expresó: ‘Yo soy el único europeo aquí, porque pienso en Europa como una unidad. Cada uno de ustedes se siente francés, italiano, alemán; no europeo”.

El discurso de Vaclav Havel del 8 de marzo de 1994 aclaró que “la tarea más importante a la que se enfrenta hoy la Unión Europea es alcanzar una reflexión nueva y auténticamente clara sobre lo cabría llamar la identidad europea”. La respuesta a esta alocución vino en 1995 con la Carta sobre la Identidad Europea, en la que se estableció el principio de vínculo en repudio a la Europa del fascismo: “De las raices de la Antigüedad y del Cristianismo, Europa ha perfeccionado los valores tradicionales a lo largo de la Historia con el Renacimiento, el Humanismo y la Ilustración, de forma constructiva. Esto ha llevado a un orden democrático de validez general de los derechos fundamentales y humanos y del estado constitucional”.

Algunos pensadores europeos como Peter Sloterdijk han propuesto diferenciar entre identidades sedentarias e identidades nómadas: hay un esfuerzo que apunta en la dirección de desterritorializar los procesos de identificación para impulsar una identidad constitucional (Jurgen Habermas es uno de los principales gestores), institucional o vertebrada en valores universales (justicia, dignidad, libertad, etc) más que en referencias étnicas procedentes de las eras neolíticas. Las nuevas etnias y tribus, vislumbradas por algunos pensadores en el siglo XXI, son comunidades urbanas complejas. En esta propuesta, se plantea una filosofía que reivindique “la antigua sabiduría del emigrante: ubi bene ibi patria […]Y es que la patria como espacio de la buena vida es cada vez menos fácil de encontrar ahí donde, por un accidente de nacimiento, cada quien está. Sin importar donde se esté, la patria debe ser reinventada permanentemente mediante el arte de saber vivir y las alianzas inteligentes” [4] . De cierta manera, vale la pena confesar que este augurio finge no ser lo que es: un manifiesto dionisiaco de remordimientos por no volver a la Europa de inicios y mediados del Siglo XX, pero también una declaración jurada de temor a explorar la memoria colectiva europea por miedo a que congele su propio dinamismo presente.

Fernando Báez es autor de El saqueo cultural de América Latina (Debate, Random House, 2009)

Movimientos, crisis, movimientos


Raúl Zibechi
Luego del monumental trabajo coordinado por Giovanni Arrighi y Beverly Silver, Caos y orden en el sistema mundo moderno, hay argumentos suficientes para concluir acerca de la relación entre las crisis y las luchas sociales y alumbrar algo más la situación actual del sistema capitalista. En efecto, el estudio sostiene, con abundante información comparativa, que la crisis (mal llamada) económica comienza a raíz de una oleada de militancia obrera fabril en los años 60, que fue capaz de pulverizar el modelo fordista-taylorista de sujeción y control de los trabajadores. La actual coyuntura puede leerse, bajo esa óptica, como una consecuencia de larga duración de aquella oleada de movimientos que forzaron al capital a mudar, convirtiéndose en capital financiero especulativo.

Más allá de un debate, siempre necesario, sobre cuestiones teóricas, vale la pena detenerse en ese enfoque, ya que puede contribuir a una mejor comprensión del movimiento real que está sucediendo ante nuestros ojos, como apuntaba Marx. La primera cuestión es que no son las crisis las que motivan la acción social sino al revés: la movilización, la ruptura de los controles, es lo que provoca reacomodos en el modo de dominación, forzando a los de arriba a introducir cambios no sólo en el terreno de la economía sino cambios societales que abarcan todos los terrenos de la vida. Por eso mismo no podemos hablar, en rigor, solamente de crisis económica.

En la década de los años 60, la oleada de militancia obrera fue apenas una expresión, importante, decisiva, pero una más, de una profunda oleada nacida en el subsuelo de las sociedades que pugnaba por la transformación. Mujeres, niños, jóvenes, campesinos sin tierra, obreros no calificados, indios, negros, y un largo etcétera, jaquearon los modos de dominación establecidos en la familia, la escuela, la localidad rural y urbana, la fábrica, la hacienda, la universidad... La crítica al patriarcado se manifestó también en el rechazo al poder del profesor, del capataz, del varón blanco de clase media, en fin, un proceso democratizador antiautoritario que minó los modos de dominación y, por tanto, de acumulación.

En segundo lugar, esa oleada nació y se manifestó por fuera de los cauces establecidos y de las instituciones, entre ellos los partidos comunistas y los sindicatos. André Gorz hablaba, en el terreno fabril, de la existencia de una verdadera guerrilla obrera fuera del control sindical, que provocó ingentes pérdidas a los empresarios. En América Latina no sólo fueron desbordados los partidos de derecha e izquierda sino los propios sindicatos y las centrales burocratizadas. Algunos de los momentos más críticos de la lucha obrera en Argentina, por poner apenas un ejemplo, entre el cordobazo de 1968 y las Coordinadoras Fabriles de 1975, se dieron no sólo por fuera sino contra las estructuras sindicales. Al parecer, una verdadera oleada capaz de subvertir el orden no puede canalizarse a través de lo ya establecido y debe crear otros cauces, como fueron la CUT (central de trabajadores) y el MST (movimiento sin tierra) en Brasil, y decenas de nuevas organizaciones en todo el continente.

En tercer lugar, los ciclos de protesta y de movilización no sólo cambian el escenario político-social sino también a los propios movimientos. Por eso, los movimientos que protagonizan un ciclo suelen ser un obstáculo en el ciclo siguiente, ya que se han institucionalizado, pasaron a formar parte de la cultura del poder, han incrustado sus mejores cuadros en el sistema que un día combatieron. Un verdadero ciclo rebelde crea nuevas organizaciones, pero también nuevos modos de luchar y, sobre todo, nuevos paradigmas para concebir el cambio social, o la revolución, o como cada uno quiera llamarle.

Los procesos profundos y verdaderos nacen de y en las periferias, nunca en el centro del sistema, tanto a escala planetaria como en cada país. Los zapatistas han acuñado el concepto del más abajo para referirse a ese sector social donde nace la revuelta. Así como en los años 60 fueron los obreros no calificados, las mujeres y los jóvenes la fuerza motriz de las luchas, en América Latina en el periodo neoliberal fueron los sin (sin derechos, sin tierra, sin trabajo, etcétera) los que estuvieron a la cabeza de la deslegitimación del modelo. En el lenguaje de Marx, los que no tienen nada que perder. ¿Quiénes serán los principales protagonistas durante la actual crisis? Aquí aparece un nuevo tema, ya que el sistema ha trasladado los modos de control fuera de los espacios de disciplinamiento tradicionales, como forma de dominar los territorios de la pobreza, allí donde no llegan los estados, ni los partidos, ni los sindicatos.

Estas nuevas formas de control, por lo menos en América Latina, se llaman planes sociales. Son herederos de las políticas focalizadas hacia la pobreza creadas por el Banco Mundial para contrarrestar el desmontaje de los estados benefactores durante el periodo más crudo de las privatizaciones. Ahora se han ampliado y perfeccionado. Alcanzan a alrededor de 100 millones de personas sólo en Latinoamérica (50 de ellas en Brasil), o sea el núcleo de los más pobres, de los que ahora tienen para perder miserables bonos de 30 a 60 dólares mensuales, suficientes para no morir de hambre pero no para salir de la miseria. Los gestores de esos planes son a menudo cientos de miles de ONG que conocen en detalle los territorios de la pobreza, que son a menudo los territorios de la resistencia. Son la punta de lanza de estados capilares que buscan desorganizar e impedir levantamientos y sublevaciones sociales.

Por lo tanto, serán aquellos colectivos y sujetos capaces de neutralizar el control que ejercen los planes sociales, los que vayan a protagonizar las nuevas, necesarias e imprescindibles oleadas de protesta, porque, bien sabemos, la crisis no tiene salidas económicas sino políticas. Una política desde abajo, enraizada en las periferias urbanas y rurales; una política diferente, no institucional, asamblearia, tumultuosa, incierta.

correo Ilustrado la Jornada

Exigen cancelar procesos contra estudiantes del CCH Azcapotzalco

La UNAM ha mostrado disposición a crear espacios de discusión a las diferentes problemáticas del país, y de igual manera debería de hacerlo con la reforma al bachillerato. No se puede ser candil de la calle y oscuridad de su casa.

Ello ha resultado en hechos como los del pasado 23 de abril, cuando, a diferencia de lo declarado por las autoridades de la UNAM, estudiantes del CGR del CCH-Azcapotzalco fueron golpeados por autoridades del plantel (incluido el director Andrés Hernández) y posteriormente detenidos por agentes de la SSP y PGR, por ocupar un cubículo donde se realizarían actividades de discusión sobre los llamados libros azules que refieren la reforma excluyente al bachillerato de la UNAM, la cual tratan de imponer.

No es la primera vez que la agresión es la carta de presentación de algunas autoridades frente a las demandas estudiantiles. Para nosotros fue un acto de provocación. Por ello, exigimos que se suspenda todo proceso jurídico interno y externo de la UNAM para sancionar a todos nuestros compañeros.

Las autoridades deberían crear un espacio de diálogo plural y público sobre los problemas de la UNAM y el país, donde los sectores involucrados participemos respetuosamente, lejos de la tentación del autoritarismo y la represión. Exigimos la cancelación inmediata de los procesos ante el tribunal universitario y hacemos un llamado a la comunidad universitaria para que se sume a esta exigencia.

Bloque Estudiantil de Izquierda: Coordinación de Comités de Lucha, Grupo Democracia Radical, Liga de Trabajadores por el Socialismo y Grupo Estudiantil Comunista Revolucionario. Responsable Ángel García, consejero técnico de la Facultad de Economía

La ofensiva de la derecha


Como en toda gran crisis, junto a la radicalización de sectores de los explotados y oprimidos, se produce el recrudecimiento de las alas extremas de la derecha, que temen perder nuevas franjas de poder o deciden pasar a la ofensiva antes de que sea demasiado tarde, contando con sus fuerzas económicas, sociales y políticas para ganar posiciones.

Esa derecha no es abiertamente golpista sino ocasionalmente, porque la relación de fuerzas real no se lo permite, pero sí es destituyente, o sea que lleva la desestabilización de sus respectivos gobiernos y sociedades al límite del golpe de Estado. Su arma principal son los medios de información, con los cuales intenta reforzar su hegemonía político-cultural. Por eso asistimos a un golpismo mediático que se concreta por medio de la desinformación, de la tergiversación de los hechos, del uso de calificativos sin sustento, de la sátira malintencionada, de la creación de miedos a la inseguridad, a las pandemias, a la crisis económica, todas las cuales no serían resultado –¡faltaría más!– del sistema capitalista sino del populismo y de la ineficacia y corrupción de los gobiernos que no son simples peones del capital financiero (como, por ejemplo, el de Venezuela, el de Cuba, el de Bolivia, el de Ecuador y hasta el moderadísimo gobierno de Argentina).

Podemos ver así cómo la CNN pide en pantalla, directamente, la renuncia del presidente guatemalteco al que entrevista y machaca todos los días, dando por cierto que el presidente Álvaro Colom ordenó un asesinato y ocultando que el odio de la derecha contra ese gobierno proviene de las limpiezas que ordenó a las fuerzas armadas y ala policía, y de sus tímidas medidas sociales. También podemos observar cómo Globovisión exhorta a los militares venezolanos a ponerse los pantalones contra el gobierno, o como todos los medios del grupo argentino Clarín especulan sobre la necesidad de la renuncia de la presidenta Cristina Fernández si no gana en forma aplastante las elecciones, y dicen que el vicepresidente ya tiene un gabinete formado.

Al mismo tiempo, aumentan las provocaciones, como las que hace Perú al dar asilo político a delincuentes y asesinos de Venezuela y de Bolivia disfrazados para la ocasión de opositores democráticos y, a pesar de todas las acusaciones por corrupción y complicidad en homicidios contra Uribe, éste avanza a paso redoblado en Colombia hacia la preparación de su relección, pisoteando la Carta Magna. Pero también la derecha se pone la piel de cordero, como en Chile, para que se olviden de Pinochet y de la dictadura, y adelanta al propietario de LAN, Sebastián Piñera, como candidato a presidente de la República; Calderón se presenta como el garante del orden contra la delincuencia organizada (que siempre tuvo lazos estrechos en los gobiernos mexicanos, como lo demuestran las declaraciones de De la Madrid sobre los Salinas); la derecha brasileña se prepara a acabar con el gobierno de Lula, y la derecha argentina, a quitarle la mayoría en las Cámaras a los Kirchner, para someter a juicio político a la presidenta o sabotear su política todos los días.

Piñera puede llegar a ganar en Chile; en Uruguay es posible un segundo turno que una a las derechas para dejar en minoría al Frente Amplio; en las elecciones del 28 de junio el gobierno argentino, con el auxilio de la abstención y de los votos en blanco, puede sacar menos sufragios que la alianza entre la extrema derecha peronista, la oligarquía terrateniente, el capital financiero y los partidos tradicionales antiperonistas; existe la posibilidad de que la candidata de Lula pierda y la suerte del Mercosur pende de un hilo ante la posibilidad concreta de gobiernos derechistas en Uruguay, Brasil y Argentina. Los factores determinantes de esos muy posibles retrocesos y de la reanimación de la derecha son fundamentalmente dos: el reflejo conservador de las clases medias urbanas ante la crisis mundial, el derrumbe de su nivel de vida, la inseguridad social y el aumento de la lucha de clases e, interrelacionado con el mismo, la incapacidad y el carácter timorato de las políticas de los gobiernos mal llamados progresistas, que siguen aplicando esencialmente las mismas políticas neoliberales de los años noventa.

Ellos, en efecto, como los Kirchner o Lula, no han sido capaces de movilizar una fuerza propia con medidas audaces: no han nacionalizado el comercio exterior de granos, ni fijado políticas antiminería ni protegido el ambiente y, por el contrario, han financiado a la gran industria (que es extranjera y está ligada a la oligarquía y al capital financiero internacional) y no les han tocado un pelo a éstos. Sólo las movilizaciones populares y la perspectiva de políticas de cambio pueden arrastrar sectores pobres de las clases medias, como en Bolivia o Ecuador, o contrarrestar la base social clasemediera de la derecha venezolana. La tibieza de la Concertación chilena, del kirchnerismo, de Lula, se convierten en cambio en la fuerza de la derecha frente a gobiernos socialmente aislados y que persisten en las políticas y concepciones neoliberales que llevaron al desastre mundial. Si agregamos a esto que los trabajadores están dando una respuesta débil y desunida a la utilización capitalista de la crisis mundial y, en general, no han podido elaborar un proyecto propio de salida de la crisis, vemos también por qué la derecha y el capitalismo pueden mantener su hegemonía político-cultural. ¡Más que nunca es esencial dar la batalla ideológica contra los valores y los medios del capital y organizar la actividad política independiente de las víctimas del mismo!

http://www.jornada.unam.mx/2009/05/17/index.php?section=opinion&article=018a1pol

¿Por qué la filosofía?


Enrique Dussel A.

En todas las grandes culturas neolíticas, en Egipto, desde los textos de Menfis en el tercer milenio antes de la era común; en la China, desde el tercer milenio de dicha era con el I Chin; en el Indostán, desde el comienzo de la elaboración oral de los Upanishad; en Palestina, desde el siglo VIII adC, con los profetas de Israel; en Grecia, desde la misma época, aproximadamente, y en América, un milenio después, se fueron dando los cánones que organizaban la sabiduría de esos pueblos. Las comunidades urbanas realizaron una labor de síntesis de los principios que fundaban sus determinados modos de vida. Los que se dedicaban a esa labor de ordenar las interpretaciones más profundas de la existencia de esas comunidades altamente desarrolladas se denominaron amantes de la sabiduría (en griego filósofos, en azteca tlamatinime). Eran los que podían dar cuenta de forma ordenada y racionalizada de los diversos modos del saber, es decir, que relacionaban las observaciones astronómicas, descubrimientos matemáticos, etcétera, con las experiencias agrícolas, los saberes medicinales y con los recuerdos de las gestas de los pueblos.

De esta disciplina intelectual (entre los griegos denominada episteme, que podríamos traducir como saber estricto por argumentación) se fueron lentamente desprendiendo todas las hoy llamadas ciencias. La misma matemática era parte de la enseñanza filosófica en la Academia de Platón, en Atenas. La astronomía formaba parte de la física, que era una disciplina filosófica en el Liceo de Aristóteles. La escuela filosófica de Bagdad, desde el siglo IX, se ocupaba igualmente de la matemática, inventó los números arábigos, los logaritmos y la astronomía heliocéntrica, entre otros. Y fue por influencia árabe, por conducto de los traductores de Toledo, que la filosofía con base empírica aristotélica llegó a París en el siglo XIII, punto de partida de todo el desarrollo posterior europeo de las ciencias.

En épocas normales, donde el orden de un sistema civilizatorio funciona todavía adecuadamente, los momentos clásicos de las culturas, la filosofía ordena los saberes y permite crear el tejido intersticial de las ciencias, dando unidad a la cosmovisión correspondiente. Así funcionó durante más de 20 siglos la filosofía confuciana en China, que se ha regenerado con el neoconfucianismo que alienta en el presente el renacer aún económico del Oriente extremo (desde Singapur a Surcorea o China –ya que Mao Tse Tung, aunque marxista era en verdad un lector asiduo de Wang Yang-ming (1472-1529), el fundador del neoconfucianismo. En estos casos la filosofía es el fundamento de la educación del sistema.

Pero en épocas de crisis como la que experimentamos en el presente (no sólo en los países centrales del capitalismo por el colapso del dogmatismo neoliberal y el estancamiento de la producción industrial, sino igualmente por la crisis de los partidos políticos y el sistema representativo en todo el mundo) es necesario repensar todo el andamiaje científico, tecnológico y político, lo que exige tener capacidad crítica y vislumbrar el conjunto del proceso civilizatorio para inventar nuevos supuestos y alternativas. Para ello no bastan las ciencias de mediaciones, de los instrumentos de un sistema, sino las disciplinas que permiten repensar la totalidad de los medios y los fines, de su sentido último, para descubrir las contradicciones que han llevado a la sociedad en su conjunto a callejones sin salida.

Es entonces, en esos momentos límites, que la crítica de la totalidad es imprescindible y la filosofía es la única disciplina racional (que sabe pensar aún el fundamento de las ciencias) que puede encarar esa función crítico-creadora. La geometría desarrolla en un espacio abstracto y vacío sus axiomas y desarrollos posteriores, pero la filosofía puede pensar lo que dicho espacio es, condición que posibilita la geometría. La matemática se ocupa de la cantidad, de los números, pero no puede definir lo que son la cantidad y el número: los usa, pero no puede describir su contenido último. Los sistemas de salud, la medicina, suponen la definición de la enfermedad (que es muy diversa en cada cultura y evoluciona históricamente), pero no pueden tratarla como su objeto, sino que la suponen implícitamente. Y así en todos los sistemas científicos, sociales, políticos o económicos.

La economía de mercado supone la existencia del mercado –concepto que, en primer lugar, introdujo en la argumentación moderna un filósofo: Adam Smith (1723-1790)– y su definición exige la intervención del filósofo. Recuérdese que el mercado fue incluido como un momento de una argumentación ética y fue la propuesta de B. de Mandeville (1670-1733) para solucionar la contradicción de la existencia de vicios privados (como el propio interés) que se transformaban en virtudes públicas (la producción de riqueza social por parte del egoísta).

En toda crisis la práctica de la filosofía integrada a grupos interdisciplinarios es esencial ya que permite pensar los supuestos de un sistema económico, político, pedagógico, etcétera, para crear en cada campo las condiciones innovadoras de alternativas no sospechadas.

Por ello es lamentable que un país en crisis como México elimine de la enseñanza media superior el aprendizaje filosófico, lo que supondría dotar al alumno de recursos teóricos que sólo le permitan repetir lo que se supone que el mercado en crisis requiere y no, principalmente, para descubrir innovaciones creativas en otros aspectos o sistemas inéditos, pero posibles para una mente adiestrada, no en la mera repetición mimética, sino en saber pensar lo inédito. Más que nunca se necesitan espíritus creadores y no meramente repetitivos de caminos trillados que llevan al despeñadero.

Además, la corrupción generalizada de la sociedad, en la economía (¡hasta los banqueros roban!), en la política (los representantes piensan en sus ventajas y no en la de sus representados), en la religión (los sacerdotes son pederastas o corruptores de menores), etcétera, nos habla de la necesidad de que la población pueda meditar en algún momento de su etapa educativa sobre la ética, sobre la responsabilidad del cumplimiento de principios que hagan la vida humana digna de ser vivida. Y es solamente en las clases de ética, impartidas por filósofos en la preparatoria, que se pueden estudiar esas cuestiones cruciales para la existencia humana.

Por todo ello nos parece del todo injustificado, irracional y propio de personas no sensibles a las dificultades que sufre nuestra sociedad, el haber pensado siquiera eliminar las disciplinas filosóficas de la enseñanza media superior. Se formarían profesionales aptos para apretar botones de máquinas que no podrían desmontar ni inventar para que fueran las adecuadas para una sociedad más equitativa. Serían autómatas al servicio del mejor postor sin ninguna conciencia crítica, ni creadora ni ética. Lo peor que le puede acontecer a un pueblo es formar a sus profesionistas como simples ejecutores de órdenes venidas de los países hegemónicos, que siempre intentan transferir hacia el centro las riquezas de las neocolonias que se dejan explotar. Es evidente que esos planes de estudios (la reforma de la enseñanza media superior) han sido ideadas por los países más desarrollados y dominadores, que nos venden esos planes como los más avanzados, siendo, en verdad, proyectos que nos desarman teóricamente e impiden detectar los mecanismos de la indicada transferencia de riqueza.

Eliminar las disciplinas filosóficas de la enseñanza media superior es traicionar irresponsablemente la posibilidad de tomar conciencia de los fundamentos de la autodeterminación crítica y ética de la tecnología, la economía y la política del país.

ENTREVISTA: RAFAEL CORREA Presidente de Ecuador

"¿Cuál es el problema de un eje entre Venezuela, Bolivia y Ecuador?"

"No podemos atender a los 50.000 parados que hay en España", dice el recién reelegido mandatario ecuatoriano

S. GALLEGO-DÍAZ / D. CREAMER - Quito - 28/04/2009

"Hay 50.000 parados ecuatorianos en España y, por supuesto, si nos regresan los 50.000, no vamos a poder atenderlos. Ahora regresan unas 5.000 familias al año; estamos preparándonos para que aumente esa tendencia, de 5, a 8 o 10.000 familias. Intentamos también darles allá todo el apoyo posible, a nivel legal, para garantizar sus derechos, y a nivel de la Casa Ecuatoriana , para que tengan un lugar de encuentro, de vínculo con su patria y su cultura. Pero, obviamente, el problema que se vive es muy grave y no podemos resolver el paro en España". El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reelegido por abrumadora mayoría hace pocas horas, recibe a EL PAÍS en una salita del palacio presidencial, mientras abajo, en el hermoso patio colonial, se prepara el relevo de la guardia, al que tiene previsto asistir.


"La Cumbre de las Américas marcó un hito en las relaciones con Estados Unidos, básicamente por la actitud personal del presidente Obama"

Pregunta. España está viviendo una crisis económica muy fuerte, con cuatro millones de parados y crecimiento nulo. ¿Hasta qué punto puede afectar esta crisis a las inversiones españolas en Ecuador?

Respuesta. En primer lugar, no sólo es España la que está sufriendo los embates de la crisis. Es generalizada. Gracias a Dios, aquí, en Ecuador, tenemos una política fiscal anticíclica. Hemos podido contener en gran medida los efectos de la crisis, pese a que nos golpeó por partida triple. Porque no se trata sólo de la pérdida de mercados de exportación, baja inversión y difícil financiamiento, si no de que, por el paro en España, se han desplomado las remesas de los emigrantes, como también ha pasado con el precio del petróleo. Pese a eso, hemos aplicado las políticas adecuadas y hemos logrado contener los efectos negativos de la crisis. En cuanto a las inversiones españolas en Ecuador, lastimosamente no son muy significativas. Al menos, no tienen nada que ver con las inversiones en Colombia. Ojalá que eso cambie, porque no lo entendemos. Ecuador es una isla de paz y Colombia es una región bastante conflictiva. En todo caso, creo que las más grandes inversiones españolas no se verán afectadas. Son empresas bastante sólidas que, incluso, han presentado un programa de inversiones, que están cumpliendo. Me refiero a Repsol, a Telefónica. Esperamos que cumplan los acuerdos. Con Repsol llegamos a un acuerdo para un cronograma de inversiones. Se comprometieron cuando ya existía la crisis, así que esperamos que lo cumplan.

P. Se habla mucho de un eje entre Venezuela, Bolivia y Ecuador. Desde su punto de vista, ¿existe ese eje?

R. ¿Cuál es el problema si existiera un eje? Nosotros tenemos excelentes relaciones con todos los países de la región. Probablemente , he viajado más veces a Brasil que a Venezuela. He viajado muchas más veces a Argentina. Si quieren buscar ejes, búsquenlos y encuéntrelos. El que haya un eje no tendría nada de malo, pero explícitamente no existe ninguno. Se habla mucho y se confunde populismo con popular. Que me relacionen con Chávez, ¿cuál es el problema? ¿Acaso Zapatero no tiene relaciones con Berlusconi? ¡Qué vergüenza!

P. Hablemos sobre su voluntad de crear una arquitectura financiera regional.

R. Eso es algo que he venido proponiendo desde hace tiempo y ya se está concretando. En realidad, lo que ha vivido América Latina es un completo absurdo, fruto entre otras cosas del neoliberalismo, porque en la época de los noventa se hicieron todos los bancos centrales autónomos. No existe ninguna razón técnica, teórica, para ello, pero se empeñaron en que con bancos centrales autónomos todo marchaba mejor. Eso fue una gran falsedad. Eran autónomos de nuestras democracias, pero muy dependientes de burócratas internacionales. Esos bancos centrales manejan nuestras reservas monetarias y las invierten en el exterior, en el primer mundo. Y América Latina tiene más de 200.000 millones de dólares para financiar a EE UU y a Europa. Eso es un absurdo.

P. ¿Qué propone entonces?

R. Traer esas reservas, hacer un fondo de reservas del Sur que sirva para respaldar las monedas nacionales, las crisis de balanzas de pago, las crisis fiscales. Es más, con todos los países uniendo reservas, se requieren menos reservas por país. Con menos reservas, pero uniéndolas, se puede tener más seguridad. Es lo que estamos proponiendo a América Latina y lo que hay decisión de construir. El Banco del Sur, financiado con fondos de la región, va a estar operativo ya mismo.

P. ¿En qué se emplearía esa fondo?

R. En ayudar a esas obras de desarrollo, sobre todo infraestructura integracionista: infraestructura energética, vialidad, etcétera. Para recurrir al Banco de Desarrollo, a nivel mundial, nos ponen una serie de condiciones que obedecen a percepciones muy particulares. Tenemos que independizarnos de todo eso. Así pues, los puntos de la estrategia regional son: el Banco del Sur, el Fondo Regional de Reserva del Sur y la moneda regional, que puede empezar primero con una moneda electrónica, con sistemas de compensación, una especie de unidad de cuenta, como era el ECU. Eso es lo que aquí está satanizado. Y eso es lo que ya hemos empezado. Firmamos hace dos semanas con Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Paraguay y los países del Caribe.

P. La economía ecuatoriana esta dolarizada. ¿Se va a mantener así?

R. Yo siempre he dicho que voy a sostener la dolarización. Pero también he dicho siempre que en buena hora nos llegaría una moneda regional, como existe en la Unión Europea. Eso es lo mejor que le podría ocurrir a América Latina. La gente está asustada pensando que queremos salirnos de la dolarización. Pero , ¿cuál es el objetivo?, ¿la dolarización o el progreso de nuestros países? Qué mejor que lograr una unión monetaria latinoamericana. Y eso también se esta satanizando. Insisto, eso no implica la salida de la dolarización. Pero ratifico que seremos los más grandes impulsores de una moneda regional, y ojalá lo podamos lograr en el menor tiempo posible. Salir de la dolarización sería un caos. En la economía hay que cosas que no son difíciles para entrar, pero sí muy difíciles para salir.

P. Su reciente encuentro con el presidente estadounidense, Barack Obama, fue muy cordial. ¿Cree que mejorarán las relaciones con Estados Unidos?

R. Como siempre, las relaciones fueron en un marco de mutuo respeto. He tenido siempre relaciones muy cordiales, incluso cuando estaba [George W.] Bush en el Gobierno. No compartíamos su política exterior, desde luego. Pero sí creo que la Cumbre de las Américas marcó un hito en las relaciones con Estados Unidos, básicamente por la actitud personal del presidente Obama: muy abierto, muy cordial, muy interesado en el problema de la región, lo que nos hace presumir un cambio importante en la relación de América Latina con EE UU.

P. ¿Como está la situación de los bonos global de la deuda de Ecuador, que se dijo que quedarían impagados?

R. Hemos presentado una oferta de recompra a los tenedores y estamos esperando que se inscriban. El 26 de mayo tendremos ya una información completa. La recompra es del 30%, el 70% de descuento.

P. ¿Afecta eso a las relaciones con Brasil?

R. Ése fue un problema aparte, un malentendido. Un problema con una constructora muy importante en Brasil que hizo una red viaria. Nos dejó endeudados con más de 200 millones de dólares con el Banco de Desarrollo de Brasil. Además de perder esa plata, ese contrato tenía aspectos de capitalización de interés sobre interés, prohibidos por la Constitución ecuatoriana y por la brasileña. Eso es lo que hemos impugnado ante un arbitraje. El presidente [Luiz Inácio] Lula, con todo respeto, estuvo entonces mal asesorado y retiró a su embajador en Ecuador. Pero ahora todo está bien y seguimos con la demanda de arbitraje.

P. Da la impresión de que Brasil, una potencia económica impresionante, está adoptando cierto liderazgo en la región.

R. No hay duda. A pesar de que somos países iguales, soberanos, independientes, nadie puede dudar de la importancia de Brasil. Es una de las 10 economías más grandes del mundo, así que si adopta un liderazgo, en buena hora, con tal de que sea en el marco del más profundo respeto para los demás países de la región, que es lo que siempre ha habido por parte del presidente Lula.

P. En el discurso que dio usted tras lograr la victoria dijo que había la posibilidad de un acuerdo nacional, pero que no hablaría con Lucio Gutiérrez ni con Álvaro Noboa, ¿porque no son interlocutores validos para usted? ¿Quién representa entonces la oposición en Ecuador?

R. ¿Cuál es la ideología de Sociedad Patriótica? Es una amalgama de ambiciones personales. ¿Cuál es la ideología del PRIAN [formación de Álvaro Noboa]? Un partido formado por un magnate ecuatoriano, que no paga impuestos. Yo, más que no hablar con estos dos partidos, lo que no voy a hacer es hablar con Lucio Gutiérrez personalmente. O con Álvaro Noboa. Sería como traicionar a mis electores. Yo estoy aquí como una reacción ciudadana ante esa mediocridad de la clase política, con falta de calidad moral, de competencia de esos politiqueros. Traicionaría mi conciencia, en primer lugar, y luego a mis electores. Ellos son los causantes de la tragedia nacional.

P. ¿Y el alcalde de Guayaquil?

R. Jaime Nebot es un alcalde, una autoridad local. No es que haya un proyecto nacional entorno a él, pero al menos pertenece a un partido que tiene una ideología. Es una persona capaz, que, al menos, uno sabe donde está. Vaya a ver la trayectoria de Lucio Gutiérrez. Cuando le conviene es católico, cuando le conviene es evangélico, o comunista y se reúne con las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia] y luego nos acusan de que somos nosotros los que nos reunimos con ellos. Imposible trabajar así. Por el contrario, yo puedo estar totalmente en desacuerdo con el alcalde de Guayaquil, pero al menos sé dónde está y sé lo que representa.


El profesor Noam Chomsky habla acerca de las relaciones entre Washington y Teherán “Irán es demasiado independiente y desobediente”

Foreign Policy Journal
Traducido por Julieta Tonello y revisado por Yaotl Altan, miembros de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística.

Noam Chomsky no necesita presentación. Indiscutiblemente, se trata del catedrático y analista sociopolítico más importante de la era contemporánea y “está considerado junto a Marx, Shakespeare y la Biblia, como una de las diez fuentes más citadas de las humanidades, y es también el único escritor entre ellos que aún está vivo” de acuerdo con The Guardian.

En referencia al libro “Hegemonía y supervivencia” de Chomsky, el presidente de Venezuela Hugo Chávez, dirigiéndose a las Naciones Unidas, dijo: “los invito, con el mayor de los respetos, a aquellos que aún no han leído este libro, a que lo hagan.”

En respuesta a la pregunta formulada en una entrevista en 2006 acerca de qué acciones hubiese tomado en caso de ser presidente, Chomsky respondió: “Instauraría un Tribunal de Crímenes de Guerra para mis propios crímenes, porque si asumiera esa posición, tendría que tratar con la estructura institucional y con la cultura, la cultura intelectual. La cultura debe ser curada”.

En esta entrevista conversé con el profesor Chomsky acerca de Irán, los asuntos nucleares, las relaciones entre Washington y Teherán, y el impacto global de los grupos sionistas. Un extracto de esta conversación fue publicado primeramente en el diario iraní en inglés Tehran Times.

Q: Profesor Chomsky, usted ha reiterado en numerosas ocasiones que la mayor parte de los países del mundo – incluyendo a los miembros del Movimiento de Países No Alineados- apoya el programa nuclear iraní; sin embargo, los neoconservadores estadounidenses continúan proclamando su agresivo lema. ¿Porqué?

A: No sólo el Movimiento de Países No Alineados, sino también la gran mayoría de los estadounidenses cree que Irán tiene derecho a desarrollar energía nuclear. Pero casi nadie en Estados Unidos es consciente de ello. Esto incluye a aquellos que son encuestados, y que probablemente creen que son los únicos que piensan así. Nunca se publica nada sobre este tema. Lo que incesantemente aparece en los medios es que “la comunidad internacional” exige que Irán detenga el enriquecimiento de uranio. En casi ningún medio se explica que el término “comunidad internacional” es usado convencionalmente para referirse a Washington y a quienquiera que esté de acuerdo con ello, no sólo en este asunto, sino en general.

Q: La mayor parte de los analistas de asuntos internacionales aún no pueden asimilar el doble criterio nuclear del gobierno de Estados Unidos. Aunque apoya el arsenal atómico de Israel, continúa presionando a Irán para que detenga sus programas nucleares. ¿Cuáles son las razones? ¿Posee la IAEA autoridad suficiente para investigar los casos de armamento atómico en Israel?

A: El punto fundamental fue explicado con franqueza por Henry Kissinger. El Washington Post le preguntó porqué razón ahora él afirma que Irán no necesita energía nuclear, y que, por lo tanto, debe estar trabajando para construir una bomba, mientras que en 1970 insistió en que Irán necesitaba energía nuclear y que Estados Unidos debía proveer al sah con los medios para desarrollarla. Su respuesta fue puro Kissinger: “Era un país aliado”, y por ello necesitaba energía nuclear. Ahora que ya no es un país aliado, no necesita energía nuclear. Israel, por su parte, es un aliado, más precisamente un estado cliente. Por lo tanto hereda del amo el derecho a hacer lo que desea.

La IAEA posee la autoridad, pero Estados Unidos nunca permitiría que haga uso de ella. El nuevo gobierno de Estados Unidos no ha dado muestras de ningún cambio en este sentido.

Q: Existen cuatro estados soberanos que el TNP aún no ha ratificado, y que desarrollan libremente bombas atómicas. ¿Será Irán liberado de las constantes presiones; debe detener su ratificación y retirarse del tratado?

A: No, eso sólo aumentaría las presiones. Además de Corea del Norte, todos esos países reciben apoyo extensivo de Estados Unidos. El gobierno de Reagan fingía no saber que su aliado Pakistán estaba desarrollando armas nucleares, de modo que la dictadura pudiera recibir ayuda masiva de Estados Unidos. EUA ha aceptado ayudar a India a desarrollar sus instalaciones nucleares; Israel es un caso especial.

Q: ¿Qué factores probables podrían dificultar la realización de conversaciones directas entre Irán y EUA? ¿Es mayor la influencia de los grupos de Israel que la del sistema corporativo de Estados Unidos?

A: El grupo de presión israelí ejerce cierta influencia, pero limitada. Esto se demostró en el caso de Irán, una vez más, el verano pasado, durante la campaña presidencial, cuando la influencia de los grupos se encuentra en su apogeo. El grupo israelí buscaba que el Congreso aprobara la legislación para lograr el bloqueo a Irán, un acto de guerra. La medida obtuvo un apoyo considerable, pero luego, de pronto, desapareció, probablemente debido a que la Casa Blanca dejó en claro, con discreción, que se oponía.

En cuanto a los verdaderos factores, aún no contamos con registros suficientes, de modo que es necesario especular. Sabemos que la gran mayoría de los estadounidenses quiere llevar una relación normal con Irán, pero la opinión pública rara vez ejerce algún influjo sobre la política. Las grandes compañías de EUA, incluyendo a las poderosas corporaciones de energía, quisieran poder explotar los recursos petroleros de Irán. Pero el Estado insiste en lo contrario. Supongo que la razón principal es que Irán es demasiado independiente y desobediente. Los grandes poderes no toleran lo que ellos consideran parte de sus dominios, y las regiones de mayor producción de energía en el mundo han sido desde hace tiempo dominio de la alianza anglo-estadounidense, ahora con Gran Bretaña reducida a socia subalterna.

Q: ¿Habrá una transformación táctica o sistemática en la aproximación de los medios de comunicación masiva hacia Irán durante la presidencia de Obama? ¿Podemos esperar una reducción de la propaganda anti-iraní?

A: Por lo general, los medios adhieren al sistema general de la política de estado, aunque algunas veces los programas políticos son criticados con fundamentos tácticos. Por lo tanto, todo depende de la postura que asuma el gobierno de Obama.

Q: Finalmente, ¿Usted cree que el presidente de los Estados Unidos debería seguir la propuesta de Irán y disculparse por los crímenes históricos contra Irán?

A: Creo que lo poderoso siempre debe reconocer sus crímenes y disculparse por las víctimas, es más, debería también reparar los daños. Por desgracia, el mundo está mayormente regido por la máxima de Tucídides: el fuerte hace lo que quiere, y el débil sufre como debe. De a poco, con el pasar del tiempo, el mundo se va tornando cada vez más civilizado, en general. Pero aún queda un largo camino por transitar.

http://www.foreignpolicyjournal.com/2009/04/20/iran-is-too-independent-and-disobedient-chomsky/

La filosofía y la reforma del bachillerato

Arnaldo Córdova

La desaparición de las disciplinas filosóficas (historia de las doctrinas filosóficas, lógica, ética y estética) de los planes de estudio del bachillerato que ha estado instrumentando la Secretaría de Educación Pública no es algo que sólo preocupe a los integrantes de la comunidad filosófica de México, si es que existe algo parecido. Muchos de los que estamos involucrados en la formación de cuadros de investigación en historia y ciencias sociales hemos dado muchas peleas por la formación filosófica de nuestros alumnos y hemos expuesto nuestras razones. Yo voy a dar ahora las mías en mi ya larga experiencia como formador de investigadores.

Como parte de mis estudios en filosofía del derecho, en mis años de Italia (1961-1964), mis maestros me hicieron estudiar la obra de los principales filósofos modernos. Mis autores fueron Hobbes, Descartes, Locke, Bacon, Vico, Leibniz, Hume, Kant, Hegel y Marx y tuve que estudiarlos en sus propias lenguas, porque, como me decía mi maestro Umberto Cerroni, la nuestra es, ante todo, una investigación filológica. Mientras me enfrascaba en el estudio de aquellos autores, también a mí me vino a la cabeza la pregunta ¿para qué todo esto? y mi maestro Widar Cesarini Sforza, titular de la cátedra de filosofía del derecho, me dijo: Hoy no lo podrás ver. Lo verás cuando ya seas un profesional de la ciencia.

Cuando pude entrar a dar clase en 1967 a la UNAM, en la entonces Escuela de Ciencias Políticas y Sociales (en la Facultad de Derecho sólo pude dar clases hasta 1989), había una auténtica fiebre por el estudio de una gringada llamada métodos y técnicas de investigación social. Tengo unos 50 libros que me compré sobre esa materia. Leí todos los que pude y, un día, le pregunté a Enrique González Pedrero, mi director, para qué hacían que nuestros estudiantes llevaran hasta cuatro y a veces incluso cinco cursos sobre esas idioteces. Él me preguntó: ¿Qué les darías a estudiar? ¡Filosofía!, le contesté de inmediato. A la pregunta de qué les daría a leer a los estudiantes le dije “¡La Crítica de la razón pura de Kant!” Enrique me sonrió casi con conmiseración y no dijo más.

Durante los 70, mientras todos mis colegas daban cursos sobre los autores de moda, los marxistas embelesados con Althusser, que yo critiqué acerbamente; los antes funcional-estructuralistas, ahora con las propuestas sistémicas de Easton, que luego pasaron de moda hasta que Luhmann les dio nueva y efímera vida, y así por el estilo, yo persistí en dar mis cursos sobre los autores clásicos del pensamiento filosófico y político. Tuve un plan que seguí con varias generaciones de alumnos: Maquiavelo, Bodino, Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, Kant, Humboldt, Constant, Hegel, Tocqueville, Marx, Weber. Nunca lo terminé en un semestre. Así que mis alumnos fueron casi siempre de dos o tres semestres. Muchos de ellos recuerdan esos cursos.

Mi demanda de que se eliminaran en la Facultad de Ciencias Políticas los cursos de metodología en ciencias sociales y se sustituyeran por cursos de filosofía jamás prosperó ni fue entendida. Para mi regocijo cada año cambiaban los programas de esos cursos y nunca daban resultados. Desde hace ya más de 15 años, por otro lado, he innovado mi trabajo de formación filosófica de mis alumnos. Cada semestre escojo la obra de un gran autor: la Ciencia nueva, de Vico, por ejemplo, o la Crítica de la razón pura de Kant, o las Lecciones sobre la filosofía de la historia y la Filosofía del derecho de Hegel, o las obras filosóficas de Marx, o La ética protestante y el espíritu del capitalismo y Economía y sociedad de Weber y los leo con mis estudiantes y luego las discutimos pormenorizadamente en seminarios. Debo decir que los resultados han sido muy buenos.

Cuando en 1996 la coordinación del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM eliminó las disciplinas filosóficas y sólo dejó dos cursillos en los que se pretendió meter todo, mientras en las preparatorias se sostenían los cursos tradicionales, yo le hice saber al rector que se estaba consumando una estupidez. El bachillerato universitario, obviamente, necesita de una reforma a fondo, pero no es así como lo vamos a mejorar. Desde hace ya muchos años he concentrado mi labor académica en el posgrado del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras y me ha sorprendido que también allí he tenido que seguir batallando por la filosofía. Contra viento y marea estoy dirigiendo una tesis doctoral sobre la filosofía de la historia de Kant, que algunos investigadores del Instituto de Investigaciones Filosóficas piensan que es una mafufada.

¿Por qué la filosofía? Para empezar, todo tiene que ver, precisamente, con el método. Uno de los autores con los que se deleitaban los profesores de Ciencias Políticas en los 60, Russel L. Ackoff, escribió: Las ciencias sociales han ya avanzado muy bien técnicamente, pero no tan bien metodológicamente. Este desarrollo desigual se debe (en parte) al fracaso en distinguir entre técnicas y métodos de investigación social (The Design of Social Research, University of Chicago Press, 1967, p. vii). La filosofía moderna ha cambiado la idea que los antiguos y los medievales tenían del método: ya no es un saber hacer, como para los gringos hoy; ahora se trata de concebir conceptos. Para concebir conceptos hay que saber pensar y sólo la filosofía sabe enseñarlo.

Desde Kant (en realidad, ya desde Descartes) la filosofía ha dejado de ser mera especulación para convertirse en teoría del conocimiento, vale decir, en teoría del conocimiento científico. Como escribió Ortega y Gasset: La filosofía moderna adquiere en Kant su franca fisonomía al convertirse en mera ciencia del conocimiento. Para poder conocer algo, es preciso antes estar seguro de si se puede y cómo se puede conocer (Kant, en Tríptico, Espasa-Calpe, 1947, p. 70). Concebir quiere decir pensar. No se puede elaborar un concepto sin pensarlo. Pongamos por caso el Estado o la sociedad o el ciudadano o la mujer o el hombre en sus relaciones. Hay que pensarlos, además de observarlos. Para eso sirve la filosofía. También hay que pensar el mundo como tal, debo pensarme como sujeto que conoce y definirme y debo saber definir mi objeto de estudio. Son problemas de concepción.

Por eso es una idiotez suprimir las disciplinas filosóficas cuando más las necesitan nuestros alumnos en una etapa tan crucial de su formación como lo es el bachillerato.

Contactos:

Cubículo 114 bis de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM

drevolucionaria@yahoo.com.mx

elcerebro.com